Mette Marit es la princesa consorte de Noruega, esposa del Príncipe heredero Haakon Magnus desde el año 2001. Al comienzo, su relación no fue bien vista debido a que ella era una plebeya, que trabajaba de mesonera en un café y además madre soltera, por lo que existía algún recelo hacia ella por parte de la familia real y el pueblo noruego en general. Sin embargo, hoy día la princesa se ha ganado el cariño de toda la nación y del resto del continente, manteniendo su estilo propio dentro de toda la elegancia que amerita ser la próxima soberana del reino.

Parte del estilo particular de la Princesa Mette Marit es el uso constante de piezas que se utilizan como amuletos bien sea para espantar la mala suerte o para atraer fortuna a su vida. Aunque en ocasiones las piezas que utiliza la princesa como amuletos diarios no son de joyería, igualmente la hacen resaltar y lucir única por saber llevar el estilo real con sus propias creencias que además, están muy de moda hoy día.

La primera vez que la princesa dejó al descubierto su fascinación por los objetos relacionados con la buena fortuna fue en el año 2011, en el matrimonio del Príncipe Alberto de Mónaco con la Princesa Charlene. En esa oportunidad, durante la ceremonia lució muy elegante con un diseño Valentino y en su mano llevaba una pulsera de oro con un ojo turco, el cual es muy conocido como un amuleto para alejar las malas energías o el llamado “mal de ojo”, ya que antiguamente se creía que las malas energías eran proyectadas a través de la mirada y por tanto, utilizar este ojo serviría de protección.

Durante los distintos compromisos para celebrar el cumpleaños 75 de la Reina Margarita de Dinamarca, la Princesa Mette Marit utilizó unos zarcillos de calavera elaborados en cuarzos del desierto de la península arábiga por el diseñador noruego Börre Olsen. Esta elección generó varias reacciones, desde aquello que la consideraron como una elección terrorífica hasta quienes quedaron encantados por la originalidad y rebeldía propias del espíritu liberal de la princesa.

En repetidas oportunidades también se ha visto a la princesa luciendo una cadena con varios colgantes de buena suerte, como lo son: una medalla, iniciales, un corazón de rubí, una cruz, un ancla para representar la seguridad ante las adversidades, dos flechas que se relacionan con la protección y una pluma la cual simboliza libertad, paz, valor o inteligencia.

Es importante mencionar que cuando se trata de eventos y compromisos oficiales, la princesa deja de lado su fascinación por lo esotérico y suele elegir piezas más convencionales que se adapten al estilo de la realeza, manteniendo entonces una apariencia sobria y elegante. Sin embargo, es de gran inspiración para chicas de todo el mundo, ver a una miembro de la familia real noruega con gustos similares a los de una plebeya y que esta tenga tan buena actitud, que no le dé ningún complejo mostrarlos o exhibirlos.

ALFA