La benitoíta es un mineral perteneciente a la clase de los ciclosilicatos. Fue conocida por primera vez en 1907 en el condado de San Benito, California, Estados Unidos, y de ahí proviene su nombre. Asimismo, tiene un nombre un poco menos conocido y usado que es “benitoide”.

Es un silicato, compuesto de bario y titanio, dos elementos químicos muy inusuales, además de que suele contener impurezas de sodio. La benitoíta, por lo general, se conforma de una variedad inusual de minerales, entre los que se encuentran, aparte del Bario y Titanio, Natrolita, Neptunita, Joaquinita, Serpentina y Albita. Se encuentra en rocas en filones de minerales de sodio granulares, en las cuales  forma hojas fibrosas de color verde grisáceo, las cuales se intercalan con serpentina.

La Benitoíta es un mineral, clasificado como roca metamórfica, que se encuentra muy escaso, pudiendo encontrarse solo en pocas localizaciones, entre las cuales se destacan el Condado de San Benito, de dónde es originaria, así como otras zonas de California, Japón y Arkansas. Sin embargo, el único lugar en dónde se puede encontrar en calidad de gema es en California, siendo gema oficial del estado desde 1985. No obstante, el área original donde se encontró la benitoíta ya no es una mina activa, y es por ello que su disponibilidad disminuyó.

El uso que se le da a la benitoíta como gema es el de la joyería, utilizando siempre las gemas de mayor tamaño, aunque es muy raro encontrar piezas de más de 2 quilates, y al ser una gema muy rara y muy escasa en la naturaleza, su valor es muy elevado y es extremadamente costosa, sin embargo, su belleza hace que los compradores más vanidosos deseen poseer joyas con esta gema.

A pesar de que es una piedra preciosa, no se utiliza más que en artículos de joyería. Por lo general, se corta de manera redonda en ovales, y suelen reservarse, en su mayoría, para los coleccionistas.

Es posible encontrar algunas muestras incoloras, sin embargo, la mayoría son de color azul claro a azul profundo, y también azulado y azul violáceo. Una variedad más rara son las muestras de color naranja, los cuales requieren un tratamiento previo. Tiene una dureza de 6 a 6,5 en la escala de Mohs. Además, su sistema de cristal es hexagonal.

La benitoíta es insoluble en ácidos ordinarios, no obstante, puede ser dañada por el ácido fluorhídrico y es posible disolverla en carbonato de sodio fundido. Al ser expuesta a luz ultravioleta de onda corta, la benitoíta se torna de color azul fluorescente.

En ocasiones, la benitoíta puede ser similar a otras piedras preciosas tales como el zafiro, la iolita y la tanzanita, pero en líneas generales es muy sencillo de identificar. Al ser una de las gemas más raras e inusuales, cualquiera que posea una pieza de joyería hecha con ella se sentirá como parte de la realeza, siendo un lujo que solo unos cuantos afortunados pueden tener, y pudiendo lucir espectaculares sin esfuerzo.

ALFA