Mala suerte. Calificada como una fuerza ajena al ser humano que tiene la capacidad de atraer el infortunio a su destino. A la mala suerte se le hace responsable de eventos desafortunados tanto en el ámbito amoroso, laboral como el social. La mala suerte también puede ser definida como un suceso poco probable, que, de alguna u otra manera, se hizo realidad.
La mala suerte tiene como planteamiento dos vertientes. Unos creen que un hecho desafortunado resulta cuestión de casualidad, mientras hay otras personas que lo explican como resultado de la superstición. En la numerología se encuentran referentes explícitos de la mala suerte, al clasificar a los números en afortunados y desafortunados. Esta concepción es tomada de tal manera que existen culturas asiáticas que emprenden búsquedas de números afortunados en matrículas de automóviles, direcciones postales o teléfonos, y todo a cambio de elevadas sumas de dinero.
La mala suerte es un fenómeno considerado falacia por la racionalidad, pero, existen expertos quienes han investigado a fondo su origen y poder, dando como resultado una serie de consejos, comprobados por la ciencia, para alejar a la mala suerte de su destino.
El psicólogo, Richard Wiseman, conformó un equipo de trabajo en la Universidad de Hertfordshire para descubrir la mejor manera de cambiar una racha de hechos poco probables y desafortunados. Como muestra experimental se tomaron a más de 1000 personas, las cuales habían registrado poco éxito y prosperidad en diferentes ámbitos de su vida.
Si bien la mala suerte es considerada comúnmente como un fenómeno que escapa del poder del ser humano, Wiseman concreta que esto es totalmente falso. “Las personas sí pueden cambiar su suerte, ya que ésta no es algo paranormal, sino un hecho que creamos con nuestros pensamientos y actitudes ante la vida”. Como resultado, el especialista aplicó una serie de ejercicios, finalizando con un cambio radical de suerte en 80% de las personas, mientras que en promedio, los participantes aseguraron que su buena suerte aumentó 40%.
Entre los ejercicios implementados por Wiseman, el experto señaló que para cambiar la suerte solo hacen falta tres premisas: maximizar las oportunidades, escuchar al corazón y mirar el vaso medio lleno, en lugar de verlo medio vacío. Conforme a la primera recomendación, Wiseman explica que existen ciertos tipos de personalidades que ayudan a aumentar las oportunidades de éxito. Ser extrovertido le permitirá conocer nuevos horizontes; ser de mente abierta posibilitará analizar formas desconocidas de ver la vida; y ser paciente, pues las ansias son un enemigo clásico para ver las oportunidades latentes.
Sobre escuchar al corazón, el investigador afirma que “la gente con mala suerte suele no seguir su intuición, ya que no sabe de dónde viene y se siente ansiosa por eso y por la decisión que debe tomar”, mientras que ver la vida con optimismo es la mejor manera de hacerse de nuevas oportunidades en su destino, así que procure ver siempre el vaso medio lleno, en lugar de medio vacío.
ALFA