El I Ching es un libro originario de la China, y su significado en español es: Libro de las Mutaciones o Libro de los Cambios. Es uno de los textos más antiguos de dicha civilización, que presta especial atención a los hechos que están más allá de la simple casualidad. Se puede pensar en el I ching como un oráculo; eso sería la primera impresión, pero realmente va más allá, debido a que es, también, una obra sapiencial o de conocimiento. En cuanto a su autor es algo discutible, puesto que se piensa en 4 creadores: Weng Wang, Fu Hi, El Duque de Chou y Kung Tse (Confucio).

Para los chinos, el I Ching es la fuente de consulta ante cualquier decisión de importancia, ya que puede indicar, en cada momento la forma correcta de actuar; más no es un libro de adivinación ni de magia que muestre el futuro. El propósito es reflejar los cambios que ocurren constantemente en todos los niveles del universo.

A diferencia de otros oráculos o métodos de consulta, no se limita a pronosticar hechos, sino que además, revela por qué las cosas son lo que son y lo que se puede hacer al respecto. Se presenta ante todos como un conjunto ordenado de 64 hexagramas que manifiestan todo lo existente, al igual que la rueda zodiacal de signos y casas. Pero lo atractivo, además, son los versos que desde lo poético y metafórico esconden profundas y valiosas enseñanzas, trascendiendo lo oracular.

En un principio fue escrito para ser consultado por los nobles de las dinastías chinas, por la estructura simbólica, profundidad filosófica y moral; también por su relación basada con el principio de la polaridad entre el Yin (lo femenino, pasivo y receptivo), y el yang (lo masculino, activo y productivo), que estos nobles conocían y entendían muy bien. A pesar de su difícil interpretación, en un principio, este libro cautivó a unos cuantos intelectuales del hemisferio occidental; siendo uno de ellos Carl Jung, quien desarrolló su teoría sobre la sincronicidad, y lo consideraría una excelente herramienta de exploración del contenido del subconsciente.

Siendo parte de los oráculos esotéricos, es la herramienta básica para hallar la armonía, pues describe la situación presente de quien lo consulta y, además, predice, el modo en que se resolverá en el futuro, si se adopta ante ella la posición correcta. Pero, antes de adentrarse al mundo del I Ching, deberá conocer sobre sus 64 hexagramas, que son los que le darán la respuesta indicada; asimismo, formular la pregunta lo más precisa posible, ya que si más vaga es, más vaga será la respuesta.

Con respecto a la respuesta, deberá interpretarla con los signos que le den su propia experiencia; pero en todo sentido será verídica, aunque en un principio no la pueda entender. En todo caso, el I ching ofrecerá un consejo profundo en cada contestación, la decisión final será suya porque cada quien es responsable de su destino.

ALFA