Pforzheim es una ciudad alemana que es mejor conocida como “La ciudad del Oro”. Su historia como meca de la joyería se remonta a 1767, cuando el marqués Carlos Federico de Baden “Karl Friedrich von Baden” fundó la Escuela e Industria de Relojería y Joyas,  la cual luego de poco tiempo ya era famosa alrededor del mundo gracias a la innovación y la calidad de sus diseños.

Y es que más de 250 años de industria tenían que otorgarle a esta pequeña ciudad su reconocimiento, y convertirla en el centro más importante de joyería no solo en Alemania sino también a nivel mundial. Por supuesto, no es para menos, siendo que el 75% de la producción nacional de joyas viene de Pforzheim, exportando la mejor calidad de joyerías desde hace miles de años.

En Pforzheim, una pequeña ciudad de 120.000 habitantes, no sólo son producidas las joyas alemanas, cuyas ventas alcanzan más de 770 millones de euros por año, sino que también son fabricadas las piezas más exclusivas de marcas que recorren el mundo entero, con nombres bañados en prestigio y elegancia, que son lucidas por las mejores celebridades, figuran en las más importantes colecciones e incluso han aparecido en películas que se han vuelto icónicas gracias a ellas.

Alrededor de 11.000 personas en Pforzheim trabajan en algún oficio relacionado con la joyería y la relojería. Aunque, como toda industria, ha tenido sus altas y sus bajas en el mercado, la joyería se ha estabilizado e incluso ha evolucionado, ya que, en la actualidad, las técnicas de control digital computarizado, conocido por sus siglas en inglés como CNC, se han apoderado de esta industria, a tal punto que el artesano ya solo se encarga de trabajar en la terminación y los detalles finales de la joya.

Muchas empresas de Pforzheim han decidido expandirse, invirtiendo en manufacturas en diversos países, en especial en el campo de la joyería sencilla. Sin embargo, en la actualidad la principal demanda en joyería implica calidad y lujo, y si alguien desea estas dos cosas, no tiene otro lugar en dónde buscar si no es en el mismo Pforzheim.

Por supuesto, y como es de esperarse, la moda es un factor crucial en la demanda de cualquier producto. Un ejemplo de esto son los gemelos, una tendencia que desapareció durante la década de 1980, pero que hoy en día ha vuelto y le ha dado a Pforzheim una gran oportunidad de venta, ya que, a pesar de que los gemelos más vendidos tienen un precio que oscila entre los 2.000 y los 4.000 euros, un par de gemelos hechos en Pforzheim pueden llegar a costar entre 15.000 y 20.000 euros, e incluso más.

En definitiva, Pforzheim es un ejemplo de lo que la historia, la innovación y la calidad pueden hacer, convirtiendo a una pequeña ciudad alemana en un icono de renombre mundial, que produce las joyas más exclusivas del mundo y demostrando que a veces, todo lo que brilla puede ser oro.

ALFA