La higiene íntima femenina es determinante para la salud de esta importante zona del cuerpo de la mujer. Los hábitos de higiene vaginal exigen el uso de productos básicos para mantener a raya las bacterias. Sin embargo, algunos de esos productos causan escepticismo entre la comunidad científica, como sucede con las duchas vaginales, cuyo uso no se considera del todo beneficioso.
Las duchas vaginales son soluciones compuestas de agua y vinagre y en algunos casos se les puede añadir compuestos antisépticos y aromas. Este tratamiento se puede adquirir en las farmacias y supermercados, por eso hay quienes optan por la preparación de la fórmula en casa.
Las duchas vaginales generan una sensación refréscate que hace que las mujeres se sientan más limpias, según estudios realizados, la mayoría de las pacientes afirman que se sienten más cómodas con la sensación posterior a la aplicación y consideran que las duchas ayudan a mantener a raya olores desagradables y residuos de la menstruación. Cabe agregar que estos supuestos beneficios nunca han sido probados, caso contrario sucede con las consecuencias negativas del uso de las duchas vaginales.
En relación a las consecuencias del uso de las duchas vaginales existen riesgos importantes para la salud de la mujer. Uno de ellos es el aumento de la probabilidad de contraer infecciones vaginales, ya que al alterar el equilibrio interno de la vagina se crea el medio necesario para la proliferación de bacterias.
Igualmente, se afirma que las duchas vaginales pueden aumentar el riesgo de contraer la enfermedad pélvica que se caracteriza por la inflamación de las trompas de Falopio, ovarios y el útero. Así mismo, el uso de estas duchas está contraindicado para aquellas mujeres que buscan quedar embarazadas, ya que reducen la fertilidad, incrementan el riesgo de los embarazos ectópicos y hasta pueden ser causantes de un parto prematuro.
Dado que para algunas mujeres la ducha vaginal es considerada como un producto indispensable para la higiene vaginal, es importante que las usuarias comprendan que existen otros métodos para realizar este proceso, y el primero de ellos lo realiza la vagina de forma natural a través de la producción de una mucosa que se encarga de eliminar rastros de flujos, residuos de las relaciones sexuales y residuos de la menstruación.
Simultáneamente, en el día a día es importante lavar la parte externa con agua y un jabón recomendado para esa zona, y en lo posible evitar el uso de lociones, spray y polvos, que por lo general poseen ingredientes que desequilibran la zona, aumentando el riesgo de infecciones.
Finalmente, es importante conocer las señales del cuerpo femenino y reconocer la presencia de secreciones, flujos y olores específicos que pueden ser la alerta de una infección o enfermedad más grave y no síntomas que se resuelven con una simple ducha vaginal.
ALFA