Compartir la cama con el bebé en el momento de descanso nocturno es una de las prácticas que las familias y médicos están apoyando en la actualidad. Este hábito, conocido como el colecho, en otras generaciones se rechazó al considerarse como una manera de crear dependencia del recién nacido con sus padres e interferir en la relación de pareja.

Pero cada vez son más quienes aseguran ser beneficioso. Una de las ventajas de compartir la cama con el bebé es que la lactancia se puede prolongar por más tiempo, debido a que es más cómodo para la madre amamantar en horas nocturnas. Además, los padres podrán sentir con mayor rapidez algún padecimiento en el bebé.

Asimismo, estudios demuestran que el colecho refuerza la seguridad de los niños, y estos tienden a tener más empatía, autoestima e inteligencia emocional cuando llegan a la etapa adulta. Otro de los beneficios es que se percibe una mayor sincronización del sueño con los adultos, disminuyendo las interrupciones del mismo durante la noche.

Por su parte, los padres también son favorecidos, porque duermen más seguros con sus hijos cerca y descansan con mayor tranquilidad. También, compartir el tiempo de sueño con el bebé tiende a llenar el vacío que sienten durante el día cuando cumplen su jornada laboral y están lejos del pequeño.

Entre algunas precauciones que deben tomar los padres que deciden compartir la cama con el bebé, es que se practique a partir de los seis meses, ya que la ropa de la cama o el mismo cuerpo pueden hacer que el bebé se asfixie o sea trágicamente aplastado.

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De igual modo, expertos españoles resaltan que hay dos situaciones en que se debe evitar dormir con el niño; la primera cuando los padres son fumadores, ya que los niños presentan niveles de nicotina tres veces más en comparación con los bebés que duermen en otra habitación, elevando la probabilidad de cáncer y futuras enfermedades respiratorias.

Otra de las situaciones en las que se debe evitar practicar el colecho, es cuando se haya ingerido bebidas alcohólicas; puesto que la somnolencia de los padres disminuye el estado de alerta sobre si el bebé padece obstrucciones en las vías respiratorias, así como también le afecta la inhalación de los gases espirados por las otras personas. Además, es necesario asegurarse de cumplir con las condiciones para dormir juntos, que son, cerciorar que el bebé no se caiga de la cama, no se tapa la cara con una manta o almohada, que esté durmiendo boca arriba y que la temperatura del ambiente ronde los 18 ºC.

En principio, la decisión de algunos papás en compartir la cama con el bebé es un punto muy controversial; algunos lo hacen porque se cansan de intentar que el bebé se acostumbre a la cuna, mientras que otras parejas luchan diariamente para que el bebé concilie el sueño en su propio espacio. Como todo en la experiencia de ser mamá o papá, es cuestión de intuición ¡Disfrute de su bebé!

ALFA