El desenvolvimiento del ser humano en su entorno, depende en gran medida de muchos factores, dentro de los cuales la salud emocional es fundamental para poder llevar a cabo la serie de actividades que le corresponden a nivel familiar, laboral y todo lo que tiene que ver con lo social, que incluye las relaciones humanas, la política, lo cultural, religioso, recreativo, entre otros aspectos de la vida.

En este sentido, en muchos casos la vida se vuelve un torbellino que genera estrés, y se hacen presentes elementos como las enfermedades que afectan desde el punto de vista físico, mental y emocional. Por ende, al llegar a este punto la afectación se manifiesta de diversas maneras, y generalmente mujeres y hombres se sienten recargados, tensionados y muchos inclusive caen en estados depresivos.

Es tan necesaria y básica la salud, entendida no sólo como el buen estado físico del organismo, como acostumbran muchos a verla. En este punto es bueno recordar que la Organización Mundial de la Salud (2000) define la salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”

Cabe destacar que, esta definición representó la evolución de la antigua concepción de que la esta era, simplemente, la ausencia de enfermedades biológicas. Por otra parte, la Organización Panamericana de la Salud aportó luego un dato más: la salud también tiene que ver con el medio ambiente que rodea a la persona.

Asimismo, el Doctor Floreal Ferrara tomó la definición de la OMS e intentó complementarla, destacando tres áreas distintas:

  • Salud física: capacidad de una persona de mantener el intercambio y resolver las propuestas que se plantea, donde juega un papel importante la adaptación al medio o entorno que la rodea.
  • Salud mental: La salud radica en el equilibrio de la persona con su entorno y la posibilidad de resolución de los conflictos que enfrenta, donde se pone a prueba el rendimiento óptimo de las capacidades para relacionarse con el ámbito que la rodea.
  • Salud social: Es una combinación de la salud física y mental, en la medida que el hombre pueda convivir con un equilibrio psicodinámico, con satisfacción de sus necesidades y también con sus aspiraciones.

Partiendo del enunciado anterior, para estar saludable debemos además de poseer un buen estado físico, tener salud mental y emocional, porque la salud biológica puede verse muy afectada si mental y/o emocionalmente no estamos sanos, si nuestras mentes y nuestros corazones están funcionando mal, si los pensamientos y los sentimientos fluctúan en un mar de confusiones que nos desequilibran al punto de hacer trizas nuestras vidas.

Es importante acotar, que según estudios realizados en la Universidad Commonwealth de Virginia y publicado en octubre de 2010, los investigadores concluyen que la inteligencia emocional es un fuerte predictor de rendimiento en el trabajo, basándose en un meta-análisis que exploró los diferentes procedimientos para medir la inteligencia emocional y encontró que todos ellos predicen de manera fiable un mayor rendimiento en el trabajo. En resumen, las personas emocionalmente inteligentes son mejores trabajadores.

Una especial atención deben tener las “relaciones humanas”, ya que de acuerdo al comportamiento y actitudes que manejamos en la interacción y comunicación con los demás, así serán nuestras relaciones, las cuales obviamente son fundamentales para poder desempeñarse eficazmente en las actividades que nos corresponden, sobre todo a nivel laboral y social. Y no es que dejemos a un lado las relaciones familiares, pero una persona que no se relacione bien en el entorno laboral y social, difícilmente podrá tener condiciones de vida favorables para subsistir como familia.

Con respecto a este aspecto, el psicólogo Abraham Maslow, uno de los fundadores de la corriente humanista sostenía que “la persona psicológicamente enferma es aquella que nunca ha tenido suficientes buenas relaciones con los otros”. De este modo, esa capacidad para entablar y mantener buenos vínculos y comunicación eficaz con nuestros semejantes, es fundamental  para determinar el grado de salud psíquica del que goza una persona.

En este contexto, Maslow propuso en su obra “Una teoría sobre la motivación humana” en 1943, la “Pirámide de Maslow”, donde refleja la jerarquía de las necesidades humanas. Según este autor  el ser humano dispone de necesidades básicas: respirar, beber agua, y alimentarse, mantenimiento  del equilibrio del pH y la temperatura corporal, de dormir, descansar y eliminar los desechos, de evitar el dolor y tener relaciones sexuales.

Las siguientes corresponden a las necesidades de seguridad y protección: seguridad física y de salud, empleo, de ingresos y recursos, seguridad moral, familiar y de propiedad privada. Asimismo, están presentes las necesidades de afiliación y afecto: asociación, participación y aceptación. El ser humano por naturaleza siente la necesidad de relacionarse, ser parte de una comunidad, de agruparse en familias, con amistades o en organizaciones sociales. Entre estas se encuentran: la amistad, el compañerismo, el afecto y el amor.

Necesidades de estima: Maslow describió dos tipos de necesidades de estima, alta y baja. La estima alta concierne a la necesidad del respeto a uno mismo, e incluye sentimientos tales como confianza, competencia, maestría, logros, independencia y libertad. La estima baja concierne al respeto de las demás personas: la necesidad de atención, aprecio, reconocimiento, reputación, estatus, dignidad, fama, gloria, e incluso dominio. Finalmente, se encuentra la autorrealización o autoactualización, donde se ubican la motivación de crecimiento,  la necesidad de ser y la autorrealización.

Según esta teoría, el individuo debe satisfacer primeramente las necesidades básicas de alimentación, vivienda, vestido, educación y salud, para luego optar a la satisfacción de otras necesidades de orden social que él mismo va creando, como conseguir un buen trabajo, escalar posiciones y jerarquía en la empresa, especializarse en algún área, viajar, asistir a eventos sociales, aprender algún idioma, dedicarse a la política, etcétera, lo cual requiere el sentirse estable emocionalmente para poder emprender el camino hacia el logro de sus objetivos.

Todo esto lo puede lograr una persona, cuando posee salud emocional, la cual tiene un poder enorme, y tiene la capacidad de levantar a las personas de caídas muy fuertes, porque recordemos que día a día nos enfrentamos a obstáculos que muchas veces no merecemos, pero que están allí para hacernos más fuertes, y si obramos como debe ser tenemos una parte de la batalla ganada, pero debemos ser coherentes con nosotros mismos y nuestras acciones.

De allí que, esa coherencia entre lo que pensamos, decimos y hacemos, es lo que nos hace sentir en armonía, y allí es cuando podemos decir que tenemos una buena salud emocional, y eso a su vez nos hace sentir bien consigo mismos, favoreciendo las relaciones con nuestro entorno.

Por otra parte, la salud emocional nos otorga el poder de controlar nuestras emociones,  de no dejarnos arrebatar por ellas, de mantener la calma sea cual sea las circunstancias que afrontemos, de no engancharnos en una reacción de rabia, de angustia, miedo o tristeza, considerando que esas emociones son respuestas psicofisiológicas a ciertos estímulos que, una vez elaboradas, se convierten en sentimientos, y que es normal que las tengamos, pero que no deben quedarse allí por mucho tiempo, porque en esa estadía constante es que nos envolvemos en un círculo vicioso del cual es difícil salir.

En consecuencia, el control de  las emociones implica un proceso que va desde frenar las  descargas o reacciones ante una situación, por ejemplo, una fuerte y violenta discusión en cualquier ambiente laboral, familiar y/o social, las cuales suceden en un breve espacio de tiempo, hasta el emprendimiento de un diálogo o comunicación con los entes involucrados, donde se generan sentimientos que dan paso a otros elementos  como el perdón, la empatía, la voluntad, la sinergia, la experiencia,  etcétera, que hacen que se vaya minimizando esa primera reacción psicofisiológica.

Por tanto, es importante repetir que las personas que gozan de buena salud emocional, tienen el poder de  no perder el control sobre sus sentimientos, pensamientos y comportamientos, recurriendo a herramientas que se pueden ir aprendiendo a medida que las experiencias de vida nos enfrentan a situaciones difíciles, y que en ocasiones nos llevan a decir cosas que necesariamente no pensamos, pero que son necesarias en este momento para controlar alguna situación conflictiva, que de lo contrario no se superaría.

Posteriormente, una vez calmados los ánimos, podemos retomar el tema que ha sido motivo de la discusión o enfrentamiento, y exponer nuestros verdaderos pensamientos, y actuando como debe ser, haciendo que los pensamientos, las palabras y  los actos tengan coherencia.

Es significativo señalar además, que  nuestro organismo  reacciona según la forma de sentir, pensar y actuar de cada persona ante determinadas situaciones críticas de la vida, en las cuales generalmente las emociones negativas como la rabia y la ira se hacen presentes de manera intensa, y si estos sentimientos se intensifican de manera excesiva  y prolongándose en el tiempo, nos llenamos de estrés negativo, provocando reacciones de  nuestro cuerpo  como una  respuesta a ese grado de estrés.

De esta manera, comienzan a aparecer manifestaciones en cualquier parte del cuerpo como consecuencia de la vivencia constante  de un fuerte estrés,   tales como indigestiones, jaquecas, herpes labial, subidas de la presión arterial, úlceras estomacales, insomnios y hasta enfermedades más graves como el cáncer que en los últimos tiempos ha sido motivo de innumerables investigaciones, que han otorgado al estrés un lugar principal dentro de las posibles causas de su aparición.

Por lo tanto, tenemos el poder de mejorar nuestra salud física si mantenemos una salud emocional excelente, ya que si controlamos nuestras emociones nuestra mente estará tranquila, nuestras energías aumentan y optaremos por un mejor ambiente y sistema de vida, lo cual repercute positivamente en el estado físico. Y si a eso añadimos una buena dieta, ejercicios y recreación, estaremos construyendo las bases de una vida feliz.

ALFA