Miércoles, 23 de diciembre de 2015. Un grupo de arqueólogos mexicanos, ha encontrado los restos de seguidores de Hernán Cortés; integrados en una caravana que escoltaba al conquistador español. Los expertos estiman que los prisioneros encontrados, fueron sacrificados en rituales durante la conquista del Imperio Azteca a principios del siglo XVI.

Los hallazgos se realizaron en el Yacimiento Arqueológico Zultépec-Tecoaque, ubicado al Noreste de la Ciudad de México. Los restos fueron hallados en unidades habitacionales pertenecientes al Señorío de Texcoco, donde los Indígenas Acolhuas sacrificaron en el año 1520, a las 550 personas que integraban una caravana acompañante del militar español, en su camino para conquistar Tenochtitlan.

La exploración en las áreas habitacionales deja ver que los integrantes de esa caravana, fueron repartidos en diferentes conjuntos de aposentos, tal vez, con la finalidad de ser vigilados por los Acolhuas (aliados de los aztecas); así lo detalló Enrique Martínez, del Instituto Nacional de Antropología e Historia, quien participó en el descubrimiento. Igualmente, resaltó que solo es posible inferir que el grupo estuvo en cautiverio para ser sacrificado en el marco de diversas festividades del calendario azteca como la celebración de Panquetzaliztli, la más importante dedicada a Huitzilopochtli.

Se estima que todos los miembros de la caravana fueron inmolados y luego exhibidos como trofeos en altares y en espacios habitacionales. El objetivo de estas muertes, era buscar la protección de las deidades frente a la llegada de gente extraña. En la caravana habían personas de diferentes razas: negros, zambos, mulatos y españoles; también se encontraron mesoamericanos, principalmente totonacos y tlaxcaltecas.

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Llama la atención a los arqueólogos; la presencia de unas 50 mujeres, 10 niños recién nacidos y de tres años de edad. Curiosamente, igualmente fueron encontrados restos de animales europeos.

La forma en que estos seguidores de Hernán Cortés, líder de la expedición que puso fin al Imperio Azteca; ha generado controversia estos últimos años. La mayoría de los especialistas señalan que en esta celebración los Aztecas abrieron sus pechos, se comieron sus corazones -la pieza mejor considerada de todo el cuerpo humano-, hirvieron los presos vivos y consumieron sus carnes  en honor a Huizilopochtli.

Enterado Hernán Cortés sobre la matanza de su gente, dio instrucciones a Gonzalo de Sandoval de destruir Tecoaque. El asentamiento quedó devastado. Los Acolhuas huyeron y algunos fueron alcanzados y asesinados.

Las evidencias arquitectónicas se suman a los vestigios de materiales descubiertos en temporadas pasadas. Entre estos destacan decenas de cabezas de figurillas en cerámica degolladas, unas tienen fisonomía hispana, otras rasgos negroides; una escultura miniatura representa un ángel, y otra con rostro de un demonio con cuernos de cabrío.

ALFA