Se trata de una impresionante esmeralda encontrada en Brasil con el tamaño aproximado de una sandía y tiene alrededor de 12 pulgadas de largo, pesa aproximadamente 11.5 kilos y es superior a los 57.000 quilates. Su nombre quiere decir “regalo de Dios”, haciendo alusión a lo extraordinario de este hallazgo. El propietario actual de la joya Regan Reaney comenta que la joya ha viajado mucho, debido a que su descubrimiento fue en Brasil, tallada en India y posteriormente fue trasladada a Canadá para ser subastada.

Teodora tiene varias candidatas compitiendo por ser la más grande del mundo, comenzando por una ubicada en Colombia, que es de 22.000 quilates y pesa 2.2 kilos; esta pieza es exhibida tal y como fue encontrada, jamás ha sido pulida y sus dueños ya afirmaron que no la someterán a ese proceso bajo ninguna circunstancia.

También existen otras esmeraldas de gran tamaño que le hacen la competencia a Teodora e incluso podrían opacar su majestuosidad, una está ubicada en Hong Kong, pesa 536 kilogramos y fue hallada en Madagascar. La otra esmeralda que compite por ser la más grande del mundo es exhibida en Los Ángeles, Estados Unidos, bajo el nombre de “Esmeralda Bahía” y pesa 314 kilos, su dueño representa una incógnita debido a que existe una disputa legal alrededor de la joya. Sin embargo, ninguna de estas piedras preciosas ha sido separada del granito en el cual se encuentra incrustada ni ha sido tallada, por tanto hasta el momento Teodora es la esmeralda tallada más grande hallada en el mundo.

En enero del 2013, la imponente joya fue subastada a manos de su dueño para el momento, Mike Odenbach en Kelowna, Canadá; y la subasta fue dirigida por la casa canadiense Western Star. El precio inicial se ubicó en un millón de dólares, siendo vendida bajo la cuantiosa suma de 1.15 millones de dólares a Regan Reaney.

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El antiguo dueño de la joya explica, que en ese mundo de coleccionistas es normal que las joyas terminen teniendo un valor muy por encima de lo estipulado, ya que en el caso específico de Teodora, cualquier coleccionista quiere tener la esmeralda más grande del mundo y así revalorizar no solo la pieza sino toda su colección. Recordemos además, que desde siempre las esmeraldas han sido un objeto sumamente costoso debido a lo complicado que resulta hallarlas y si se trata de una pieza tan magnífica es normal que su costo aumente constantemente.

Teodora no es más que la confirmación de lo espléndida y generosa que puede ser la naturaleza con nosotros, garantizando además que esta gema sea siempre impactante sin importar a quien le pertenezca. Hasta el momento Teodora resalta por encima de cualquier piedra preciosa encontrada, pero no por esto podemos cantar victoria y cerrar el ciclo, ya que no sabemos con qué puede sorprendernos la naturaleza en el futuro. Así que por ahora, solo nos queda disfrutar de la majestuosidad de esta pieza y soñar con todas las joyas que podríamos lucir a partir de Teodora.

ALFA