Las piedras preciosas con frecuencia envuelven una historia, pero este no es el caso del diamante denominado como “Gota del Sol”. Una imponente gema que ha roto más de un record y superado múltiples expectativas. Formó parte de una subasta efectuada por la casa Sotheby’s en compañía de otras piezas de gran atractivo, durante el año 2011.
Muchas joyas de este tipo fueron descubiertas años atrás, motivo por el cual han pasado por diversos dueños, como los reyes y reinas de varias partes del mundo e incluso saqueadores de minas. Sin embargo, la situación de esta piedra es diferente; su descubrimiento fue apenas efectuado en el año 2010 por la empresa minera Cora International, en una de las excavaciones que se llevó a cabo en el territorio de Sudáfrica.
Su nombre se lo debe al impactante grado de amarillo que posee, considerado como el tono más puro e intenso de ese color en el mundo. Esta característica delata su antigüedad en la tierra, debido a que este matiz se logra cuando la piedra mezcla en su composición partículas de nitrógeno en capsuladas y moléculas de carbono, las cuales se van solidificando con el paso del tiempo, en otras palabras, este diamante tiene millones de años de trayectoria.
Pero además, es también uno de los más grandes y extraños encontrados hasta la fecha, con un peso de 110.3 quilates; tallado en forma de gota en la ciudad de New York, Estados Unidos. El asombro causado por tan admirable pieza fue tan elevado, que durante sus primeros meses fue mostrado al público en el Museo de Historia Natural, residenciado en Londres.
Para el año 2011 fue adquirido por la reconocida casa de subastas Sotheby’s, situada en Ginebra, cuidad perteneciente a Suiza. El director de aquel momento, Daves Bennet, estimaba que su valor oscilaba entre los once y quince millones de dólares.
El 17 de noviembre del mismo año, fue el día pautado por este negocio para la compraventa de distintas prendas de formidable valor, entre las cuales destacaba el diamante Gota del Sol y un conjunto de accesorios imperiales. Dicho grupo estaba integrado por un collar y un broche, además de un par de zarcillos. La historia de estas prendas relata que fueron una ofrenda de parte del sultán del Imperio Otomano Abdul Hamid II a la esposa del Jedive en Egipto, para finales del siglo XIX.
Durante la venta del diamante sudafricano varias personas intervinieron, intentando conseguir la nueva y codiciada piedra, pero quien realizó la mejor oferta, fue un comprador anónimo por vía telefónica. Este pudo obtener su autoridad entregando 12.4 millones de dólares y superando de esta forma el record impuesto en las compras de prendas con este estilo.
Este diamante logró desbordar la fascinación por la comunidad comercial de las joyas, pero más que un objeto de dinero, no debemos olvidar que es un regalo de la naturaleza, capaz de brindarle elegancia y belleza a todo aquel que lo use.
La naturaleza jamás dejará de maravillaros con sus detalles, buen artículo.
Me agrada que fuera mostrada públicamente antes de buscarle un propietario.
No tenía idea de cómo afectaban esas partículas de nitrógeno y carbono en la composición y apariencia de este diamante.
Es grandioso que haya podido permanecer oculta durante tanto tiempo.
Interesante artículo. Es un diamante realmente precioso. No creí que aún se consiguieran gemas tan asombrosas.