Viernes, 22 de enero de 2016. El segundo lago más grande de Bolivia, llamado Poopó, se convierte apresuradamente en un yermo desolado, semejante a un desierto; a cauda del fenómeno climático El Niño, la mano del hombre y el Calentamiento Global.
La hermosura de este lago era tal, que el geólogo británico Jim Alen, escribió en 1998 que había encontrado la Atlántida. Y es que los parajes que le rodeaban, eran una vasta planicie rodeada de majestuosas montañas ricas en minerales.
De ese hermoso cuerpo de aguas, ya no queda mucho; lo que era un bello lago azulado poco profundo de unos 2.337 kilómetros cuadrados de extensión, hoy solo se dejan ver pequeños humedales y charcos. A lo lejos, se divisan unas pocas gaviotas peleándose por el escaso alimento que consiguen, mientras el sol abrasador termina de calcinar la yerma y salitrosa tierra, que una vez fue el fondo de un lago semejante a un espejo azul.
Anteriormente, cuando el lago se encontraba en su mejor momento, se tienen registros de unas 30 cooperativas de pescadores con unos 900 socios quienes hacían vida en las generosas aguas que los abastecían de peces para el comercio.
Sin embargo, el lago no se ha secado de la noche a la mañana; muchos lugareños advirtieron sobre el notable retroceso del mismo, pero las autoridades hicieron caso omiso a los llamados de atención. Por su parte, muchos ganaderos dejaron sus oficios en los alrededores del lago, porque los animales no contaban con suficiente pasto para alimentarse; de manera que este fenómeno ha generado pérdidas económicas para quienes esta representaba su principal fuente de ingresos.
Por otro lado, es sabido que muchas empresas mineras y agrícolas comenzaron a desviar las aguas del Poopó desde 1982; lo que junto a la sequía ocasionada por El Niño, ha ido mermando el caudal de agua.
No obstante, desde 1920 el Poopó ha estado por debajo de su nivel de agua optimo, por ejemplo, se tiene constancia de que su nivel descendió drásticamente entre los años 1940 y 1948; luego en 1984 tuvo una crecida, que alcanzó su pico en 1992, con un metro por encima de su nivel normal; por lo que algunos optimistas creen que este sea otro momento crítico de la variedad climática de la región; aunque para otros investigadores el Poopó no tiene remedio.
El biólogo Mark B. del Instituto de Tecnología de Florida; mencionó en un estudio reciente que las temperaturas elevadas seguirán amenazando a los Andes Bolivianos. Pronosticó que la Paz podría sufrir este siglo una sequía catastrófica, produciéndose cambios irreversibles en los ecosistemas; causando migraciones masivas y graves conflictos.
Lo cierto es que la clara vista del Poopó ha puesto al descubierto, una vez más; las debilidades de una economía dependiente irresponsablemente de los recursos naturales. La seguridad de los ecosistemas, siempre estarán de lado; sin importar el impacto que generen para las generaciones futuras.
ALFA