El arte de pintar el cuerpo se remonta a varios siglos atrás, inclusive a los hombres de las cavernas que luego se transformaron en guerreros, y veían en esta clase de pintura una forma simbólica de representar su valentía o ferocidad; después se transformó en un género que aún no termina de encontrar un puesto entre el simple delirio y la expresión artística. Se considera que a través de los tatuajes y perforaciones fluye la energía, donde encontramos conexiones que siempre han existido dentro de nuestra cultura, y que ahora forman parte de nosotros.

La compañía de biotecnología Grindhouse Wetware, en Pittsburgh, Pennsylvania, comenzó a dar mucho de qué hablar, sobre todo por tres de sus empleados, denominados biohackers, que decidieron hacerse un implante de luces LED.  Muchas personas desean implantarse un diodo emisor de luz LED (Light-Emitting Diode) de manera subcutánea. Se podría perfilar como la nueva tendencia del año. Según información, el implante de silicona y LED activado magnéticamente es la última creación de la compañía, que se dedica a inventar tecnología que aumenta las capacidades humanas.

Los miembros de la comunidad de tatuados lo pedía desde hace mucho,  contactando con biohackers porque querían iluminar sus tatuajes, según afirma uno de los creadores del implante. El dispositivo consiste en un chip Northstar V1 y un disco de LED de 25 milímetros de diámetro, del tamaño de una moneda grande, que se iluminan por medio de un imán.

Para seguir esta “luminosa” moda, hay que someterse a una cirugía y realizar el implante bajo la piel. Una operación que dura aproximadamente 15 minutos en la que deben cortar la piel para insertar el chip. Por supuesto que muchos médicos no están dispuestos a hacer este procedimiento, lo que provoca que algunos recurran a profesionales de dudosa habilidad en estos temas, o en otros casos, muchas personas optan por realizar el procedimiento ellos mismos.

Cada vez que la persona implantada se acerque a cualquier cosa imantada, se activarán sus cinco luces LED y comenzarán a parpadear; también está pensado que los próximos modelos tengan dibujos o puedan mezclarse con sus propios tatuajes para darles luz. Este proceso se puede repetir hasta diez mil veces, una vez que se encuentra implantado debajo de la piel en donde está el tatuaje, entonces el dispositivo lo iluminará, pues las luces con las que está creado resplandecen fuertemente aun estando de manera subdérmica.

Después de diez segundos, vuelven al modo de reposo. Calculan que va a encenderse cerca de 10.000 veces antes de que las baterías mueran y ya no puedan ser recargadas. La mala noticia es que, al agotarse la batería, el dispositivo tendrá que ser extirpado quirúrgicamente. Con esto, sus creadores pretenden emular la bioluminiscencia de algunos animales como las luciérnagas y algunas medusas.

Ante estas situaciones de adornar nuestros cuerpos y arriesgar la salud surge la pregunta: ¿Será por apreciar el arte o una simple moda de esas que pasa rápidamente?

ALFA