El jade fue estimado en la antigua China como la piedra más preciosa y valiosa de todas; además representaba los valores y el espíritu de su cultura tradicional. La admiración hacia el jade fue tan grande que se convirtió en su simbolismo; de ahí se desprende un antiguo proverbio chino que reza: “Usted puede poner un precio en el oro; pero el jade no tiene precio”.
Su pensador Confucio que vivió en la antigua China, aproximadamente en el año 551 a. C. decía que los jades eran blandos, lisos y brillantes como la benevolencia; compactos, hermosos y fuertes como la inteligencia; de bordes afilados, sin que llegaran a cortar a otros, como la justicia; sólidos y densos como la sabiduría; claro de adentro hacia afuera, en representación de la honestidad.
Asimismo, en la antigua China consideraron el jade como la “esencia del cielo y de la tierra”; y por milenios, formó parte intrínseca dentro de su cultura; por lo que decían: “Los vivos usan el jade como símbolo de su integridad moral; y el jade acompaña a los difuntos para consolar sus almas”; ya que enterrar los objetos de jade junto con los muertos fue una práctica muy común y tradicional en la antigua China; basaban sus creencias en la idea que el jade poseía las cualidades de la nobleza, la perfección, constancia e inmortalidad para prevenir la descomposición del cuerpo físico.
Igualmente durante la dinastía de Shang-Yin, a. C., los jades fueron utilizados en los funerales de varias maneras; de esta manera se llegaron a usar para tapar los orificios de los muertos, ya que mantenían la creencia que esto evitaba la putrefacción del cuerpo.
Esta civilización le atribuye al jade ciertas características cuando está pulido y tallado en diferentes artículos; consideran que si no se pule y se corta con la debida destreza, jamás se apreciará la belleza y el potencial que la piedra merece expresar. De ahí se desglosa un famoso refrán chino: “Si el jade no se corta correctamente, no puede ser hecho un utensilio útil”; por consiguiente, uno de los procesos más importantes para producir artículos de jade, está en el corte exacto que se haga de la piedra.
Por otra parte, los antiguos artesanos en la antigua China, esculpían verdaderos tesoros artísticos; en los que se dedicaban con una paciencia y entrega infinita en la elaboración de las maravillosas piezas trabajadas en jade. Se dice que había piezas en el palacio imperial que tomaron más de setenta años; y posteriormente algunas más de cien; cuyos testimonios indican que requirió de expertos orfebres la elaboración de prestigiosas trabajos, que se encuentran en algunos museos.
Aún en nuestros días, para la espléndida civilización china el jade se ha convertido en una parte indispensable dentro de sus vidas. La infinidad de propiedades que le confirieron a esta piedra se extendió por el mundo entero; y aunque el tiempo pase, seguirá representando la perfección, sabiduría y toda la belleza en una sola piedra.
ALFA