Todo lo que envuelve la cultura nipona es excitante para los extranjeros que tienen la ocasión de visitar Japón y sus lugares más fascinantes como Kioto, una ciudad que conserva su esencia y que regala muchas razones para ser una de las visitadas de este país.
Durante más de mil años la ciudad de Kioto fue la capital de Japón, y por ello fue la cuna de la cultura y la sede de los monumentos y santuarios que la caracterizan hoy en día.
Hay tanto que visitar en esta ciudad que cualquier período siempre resulta corto, pero como el todo viaje necesita de un itinerario los expertos suelen recomendar al menos 5 días para disfrutar de las atracciones más importantes. Asimismo y una vez se encuentre en la antigua capital japonesa, la mejor forma de organizar los recorridos es dividiéndolos por zonas.
En el centro de Kioto se encuentran varios de los templos más importantes del país, varios de ellos nombrados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La obra maestra de este sector de la ciudad es en el Palacio Imperial, una obra arquitectónica que ha alcanzado la quinta esencia de la simplicidad. Una visita al templo y un par de horas de descanso en sus jardines es un plan obligatorio para empezar a conocer.
También en el centro de Kioto se pueden visitar los monumentos de Ninjo, disfrutar de la ceremonia del té en la famosa escuela Urasenke y hacer algunos de los cursillos de cocina de platos típicos como “izakaya” u osobuco de Kioto, pensado para turistas.
Asimismo, se debe tomar tiempo para visitar el barrio de Gion, uno de los barrios de “Geishas” más tradicionales con sus casa antiguas aún en pie. En Gion también se puede vivir la experiencia de transformarse en una “geisha”, “maiko” o samurái, alquilando la indumentaria en los “henshin” o estudios que hay en esta parte de la ciudad.
Ya en el este de la ciudad japonesa aún hay oportunidad para seguir maravillándose con el recorrido por el templo budista de Sanjūsangendō famoso por sus 50 columnas de 1000 estatuas del Kannon de los mil brazos o recorrer las cuestas Sannenzaka y Ninenzaka, dos de las zonas urbanas mejor preservadas de Kioto.
Otro de los espectáculos por los que vale la pena visitar Kioto es apreciar el koyo o enrojecimiento de las hojas de los árboles en otoño. Las bajas temperaturas hacen que las hojas cambien a tonalidades amarillas, naranjas rojas, y hasta violetas, aunque sucede en varias ciudades de Japón se considera que en Kioto se observan las mejores representaciones.
Además de su innegable legado arquitectónico Kioto es una ciudad llena de vida y actividades por hacer durante todo el año. La mejor muestra de ellos es la docena de festivales que se realizan a lo largo del año, que tienen como protagonistas las diversas manifestaciones de culturales de danza, música, alfarería y actividades propias de la cultura de la zona.
Una vez estando en Kioto parece difícil diferenciar entre el pasado y el presente, pero nadie duda que esta mágica confusión bien vale la pena para unos días de viaje.
ALFA