La constelación de Libra, conocida como la Balanza, es la séptima del zodiaco, es discreta, no tiene estrellas de primera magnitud, está situada entre Virgo al oeste y Escorpio al este y fue en algún momento, parte de las pinzas del escorpión.

Esta es la única constelación representada por un objeto y no un animal o persona, por su poco atractivo visual, resulta más fácil identificarla a partir de Escorpio, para ello habrá que extender las pinzas del escorpión hasta formar unas grandes garras que serán el “fulcro” de las balanzas, Zuben Elgenubi, está casi  sobre la eclíptica, a medio camino y a pocos grados norte de una línea que se extiende entre Spica o Espiga de Virgo y Antares de Escorpio, tiene su punto más álgido a comienzos de mayo, cuando se ve desde todas las latitudes excepto desde la región ártica.

La Historia mitológica de la constelación, dice que los griegos solían juntar las estrellas de Libra con las de Escorpio aunque la imagen de las balanzas se conocía; es posible que este simbolismo tenga un origen mesopotámico, los  romanos trataron a Libra distinguiéndola de Escorpio, la balanza también simbolizaba la idéntica duración del día y de la noche en los equinoccios, hace dos mil años, el paso del Sol a Libra marcaba el equinoccio de septiembre. astroyciencia.com

Los griegos no consideraban a Libra una constelación, sino que creían que simbolizaban las pinzas de Escorpio, son  los romanos los primeros en reconocer a Libra como una constelación independiente.

La mitología antigua relaciona a Libra con la historia de Eros y Psique, que simboliza la relación perfecta entre ellos después de largos periodos de severidad y desacuerdos entre ambos.

Psique era una mujer tan hermosa que inclusive Afrodita la envidiaba y le encargó a su hijo Eros conocido como Cupido, rey del amor, la tarea de matarla, pero cuando él la vio se sintió tan abrumado por su belleza, que se apuntó a sí mismo con la flecha que es la que alcanza a los enamorados y decidió llevarla a su palacio y allí se amaron en la oscuridad, sin permitir que ella viera su rostro.

Pero como ella quería saber quién era su amante, encendió una lámpara de aceite mientras dormía y vio el rostro del dios del amor; Eros despertó porque parte del aceite de la lámpara cayó en su espalda y descubrió que ella lo había reconocido, por lo que en ese momento, Eros y su palacio desaparecieron y Psique se vio sentada en una solitaria roca, a solas.

Psique, quien se había enamorado perdidamente de Eros, desesperada por su pérdida, estuvo llevando a cabo todo tipo de tareas que le encomendaron por muy arduas que fueran, entre ellas la de ir hasta el mundo de los infiernos; poco a poco, con su conducta logró ganarse el corazón de Afrodita quien de buena manera consintió que se entregaran a su amor y les permitió estar juntos de nuevo y para siempre

ALFA