No sólo los reyes y reinas poseen lujosas coronas, también los grandes héroes y no aquellos de los cuentos ni de las series, sino, los que en la vida real lograron libertar países, como lo fue el «Libertador» Simón Bolívar. Premiado por sus grandes hazañas, batallas ganadas e inteligente forma de pensar, que en su corta vida fue impresionante y después de su muerte es recordado como el más grande de la historia de los países suramericanos.

En América del Sur los últimos acontecimientos para liberar este territorio de la colonia española fueron las batallas Junín y Ayacucho en Perú de 1824. Por este importante suceso el congreso de dicho país en 1825 decidió rendirle honores y agradecimientos al encargado de la victoria sobre los españoles Simón Bolívar. En abril de ese año en la cúspide de su gloria el Libertador realizó una gira de triunfo por cada una de las provincias de Perú que finalizaba al llegar al Alto Perú.

Con gritos de gratitud y alegría recibieron a Simón Bolívar en su llegada a la última estancia, fue esperado por el prefecto Agustín Gamarra, quien anticipadamente preparó la ceremonia y los obsequios de recibimiento. El prefecto junto otros hombres acompañaron al Libertador a la ciudad imperial donde atravesaron calles decoradas y gente agradecida. Al llegar a la ciudad acudió primeramente a la Catedral donde se entonó el himno cristiano Te Deum y posteriormente asistió a la Casa Municipal donde le esperaba las damas más importantes y la esposa del prefecto.

La mujer poseía la majestuosa corona realizada en oro en forma refinada de laurel con hojas perfectamente entrelazadas, pulidas y esmaltadas, posee cuentas de oro, en frente un grande y delicado sol con al menos 60 pequeños finos diamantes, en cada uno de sus rayos y alrededor del centro. Por toda la corona se encuentran pequeñas perlas antiguas y  en su parte trasera se une con un lazo trenzado de oro con una media luna con diamantes grandes y pequeños.

Según los historiadores la corona pasó a ser obsequiada al congreso de Colombia debido a que estos fueron quienes tuvieron la idea de enviar a Simón Bolívar a Libertar Perú. El Senado de Colombia aceptó con mucha gratitud la corona y fue enviada al Museo Nacional del país en el salón de Objetos Testimoniales. Este objeto se volvió un gran simbolismo patrio para la región y un tesoro de victoria inapreciable que hace recordar a todos los suramericanos el por qué hoy son libres.

Sólo quienes deseen conocer más sobre aquella corona de libertad tendrá que ir a Colombia, de allí sabrá más sobre la historia de este valiente personaje y lo valiosa que es la Corona del Libertador.

ALFA