La tribu olmeca idolatraba el jade y sus habitantes eran asombrosos artesanos. Aunque, según los arqueólogos, la gran variedad de jades tallados encontrados, produjeron la idea de que los olmecas no extraían el mineral de un solo yacimiento. Una de las piezas más extraordinarias, trabajada por ellos, data del año 3.800 a.C. y fue encontrada en uno de sus primeros centros ceremoniales.

Esta extraña comunidad surge entre los años 1500 a.C., a orillas del golfo de México. Se dice que fue la primera. Para ellos, la piedra jade era símbolo de un gran valor espiritual y místico, por lo que se empleaba para la elaboración de toda clase de objetos: máscaras, hachas y estatuas reducidas. La roca representaba la vida eterna, y era la puerta para la comunicación con el mundo de las almas.

La civilización olmeca refleja ciertos rasgos interesantes en cuanto al planteamiento de sus tradiciones y prácticas con la cultura china; detalle interesante debido a la distancia entre ambos pueblos. Esta sociedad efectuaba actos idénticos a los ejecutados en la tradición china. En los aspectos espirituales y religiosos, ambas colocaban en los cuerpos de los muertos esculturas, placas dentales y antifaces hechos con jade, pues resaltaban la conexión con el universo y su poder, de esta manera aseguraban que el alma llegase en paz a su destino. Otro aspecto curioso, era el hecho de que las dos culturas consumían polvo de jade, para alcanzar la vida eterna.

Los olmecas trabajaban con gran perfección y detallismo el jade; fue la comunidad con mayor cantidad de piezas talladas. El yacimiento más cercano para la extracción de la piedra, se encontraba en el rio Motagua, en Guatemala, aunque el material era escaso en ese sitio. Esto, junto al posible parentesco con las comunidades de la China antigua, les sugiere a los expertos que en el algún momento ambas civilizaciones hicieron contacto, sobre todo con las tribus de Birmania.

Otra de las extrañas anécdotas que rodea a los olmecas trató del hallazgo de las tumbas ubicadas en La Venta, en México. En el lugar encontraron una escultura que dejó mudo a la comunidad científica.

La fascinante pieza  estaba compuesta por quince figuras de aparentes hombrecitos; sin embargo, su fisonomía mostraba rasgos distintos al de los humanos. Sus cabezas eran alargadas y sin cabello y no mostraban aparato reproductor. Sus ojos parecían achinados y torcidos; en la misma pieza había seis monumentos de piedra con inscripciones que, hasta la fecha, no se han podido descifrar.

La mayoría de las piezas de jade trabajada por los olmecas, se encuentran en  museos ubicados en distintos países; dos de éstos están en Guatemala y México. Los pasos de esta sociedad fueron determinantes para guiar a las sociedades que surgieron posteriores a esta.

ALFA

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