Cuando hablamos de evolución espiritual se abre una ventana de ideas, creencias e hipótesis que relacionan directamente lo espiritual con lo religioso, o que descartan lo religioso de su verdadero significado. Ambos planteamientos tienen como es de suponer defensores y detractores, que defienden sus puntos de vista haciendo uso de un sinfín de argumentos científicos, religiosos, místicos y algunos fantasiosos.
La espiritualidad va más allá de una religión. Aunque muchas veces va de la mano con ella; incrustándose en lo más profundo de nuestro ser, llamándonos a pensar, sentir y actuar en base a una serie de valores que nos demuestran que estamos en este planeta cumpliendo una misión y que debemos hacerlo lo mejor posible.
En este sentido, lo que llamamos evolución espiritual está íntimamente ligado a la comprensión de las leyes naturales que gobiernan al universo y por ende a la humanidad. Dichas leyes naturales encuentran en la energía la base para la existencia, ya que ésta se encuentra en cada cosa que existe y ha sido el motor principal que originó la vida en el universo.
De acuerdo a algunos estudiosos del tema el proceso de evolución espiritual se lleva a cabo de acuerdo a tres estados de conciencia en los seres humanos.
Primer nivel. “Estado ordinario”
En este el hombre se aferra a los eventos que han sucedido en su vida desde su nacimiento y los que probablemente ocurran posteriormente. Esto les provoca una angustia constante que no permite vivir el momento presente a plenitud, disfrutando al máximo los logros y buenos momentos y aprendiendo de las experiencias negativas.
Si usted le da gran importancia, para bien o para mal, a las opiniones de otros y espera constantemente complacer a los demás para ser reconocido, tenderá a alejarse de una pregunta básica sobre quién es en realidad, para permitir que los demás lo definan, creando una dependencia de aprobación de otras personas para seguir su camino y tomar decisiones ordinarias y/o significativas que podrían afectar su vida de manera determinante. Por tanto, en este nivel de conciencia el mayor obstáculo es el ego, al cual se debe vencer, dejando a un lado la necesidad de sobresalir y de ser aceptados para así buscar la verdad y la libertad absoluta.
Segundo nivel. “Despertar de la conciencia”
Este comienza a aflorar cuando reconocemos que somos dependientes y hasta esclavos de nuestros pensamientos, ideas, emociones, y sobre todo de los roles sociales que debemos cumplir. Aunque el cumplimiento de roles es de suma importancia para la construcción de una sociedad justa y libre, no debemos ser esclavos de ello.
Sin embargo, esto no debe confundirse con la irresponsabilidad que muchas veces se genera al no cumplir con compromisos de vida, cayendo en inacción que afecta a nuestro entorno, como por ejemplos específicos podemos citar: abandono de niños, ancianos, actos deshonestos como la delincuencia y todo lo que acarrea.
En este sentido, todos nuestros actos deben estar motivados por el amor y el deseo de autoconocimiento, para así comprender que todo lo que ha sido creado en el mundo es transitorio y sólo lo que creamos para nosotros mismos logramos que sea permanente hasta que lo decidamos. Aquí juega un papel primordial el proceso de “dar y recibir”, que según Deepak Chopra es la primera ley espiritual del éxito. Por lo tanto, si estamos conscientes de la importancia de este proceso, nos enrumbamos hacia el descubrimiento de quiénes somos en realidad.
Tercer nivel. “La libertad absoluta”
Debemos lograr la libertad absoluta para que nuestra conciencia evolucione, a través de la total aceptación del presente y la celebración del ahora, día a día, minuto a minuto, liberándonos del pasado con lo bueno y lo malo, y de sus expectativas a futuro concentrándose en vivir el presente justo como eso: un regalo. En este nivel se aprende que la verdadera libertad consiste en aceptar la vida tal cual es, sin juzgar ni analizar, sino simplemente contemplar y aceptar agradecidos.
Al dar un paso hacia delante para pasar de un estado de conciencia ordinario a un despertar de la conciencia, se abrirán las puertas al encuentro con un ser espiritual libre y consciente de su ahora, el cual puede lograr grandes cosas en el plano espiritual, humano, social y material, no necesariamente debe excluirse lo material, ya que vivimos en una tercera dimensión que nos lleva a palpar y necesitar al mundo físico para subsistir.
Todo debe comenzar por lograr un cambio de consciencia para llegar al autoconocimiento de lo que realmente somos por dentro, significa, por tanto, reencontrarnos con nuestro yo interior, dándole un lugar principal a lo divino y lo celestial como parte de sí mismos, entendiendo que somos una pequeña parte de ese Dios que guía nuestros pasos.
El cambio de conciencia y la evolución espiritual
Lograr esto incluye un proceso de transformación de ideas, creencias, hábitos y actitudes que nos hace sentir las cosas de otra manera y por ende nos lleva actuar interior y exteriormente en base a la libertad y al amor, utilizando nuestra energía como pilar fundamental durante todo el proceso, en el aquí y el ahora.
Estas energías cósmicas influyen en nuestro ser interior para determinar nuestras aptitudes y actitudes, nuestra forma y estilo de vida, las preferencias, sentimientos, pensamientos, creando un campo energético o vibratorio que incide directamente en la llamada aura de la cual dependen muchos aspectos de nuestras vidas, incluyendo nuestra salud física y mental. Por ello, al cambiar la conciencia este campo vibratorio y energético se refuerza y nos hace trascender a dimensiones donde se podrá comprender más fácilmente los misterios y enigmas que encierra la vida.
En consecuencia, la evolución espiritual se logra con un despertar de la conciencia para ir en búsqueda de la libertad absoluta, dejando atrás las ataduras de orden mental y material en este plano terrestre y que no nos permiten tener una comprensión, aceptación y aplicación de las leyes naturales del universo, y a las cuales todos tenemos acceso, si nos lo proponemos, con firmes intenciones y desapego a los resultados.
La creación de una conciencia plena del mundo que nos rodea y de cómo funciona, nos hace más humanos, más comprensivos de la realidad que viven otras personas, para así aplicar nuestra empatía en pro de causas humanitarias que nos ayuden a evolucionar espiritualmente, ya que también se trata de accionar, de poner en práctica lo que pensamos y decimos, mediante un accionar dirigido a mejorar al mundo.
ALFA