La nigromancía, necromancia o necromancía es una rama de la hechicería, considerada generalmente negra, que consiste en la adivinación mediante el examen de las vísceras de los muertos y la invocación de espíritus requiriendo, según sea el caso, contacto con sus cadáveres o posesiones en vida.

La nigromancia es la disciplina o rama de la adivinación que se dedica al vaticinio del futuro mediante la invocación de espíritus. Es una práctica antigua común a la tradición mística o sobrenatural de varias culturas, entre ellas la egipcia, mesopotámica, persa, etcétera. Se ejerce aún en la actualidad y busca el contacto con el otro lado, es decir el lugar de los muertos.

La aruspicina (a su practicante se le denomina arúspice) era una disciplina adivinatoria de la Antigua Roma que también pretendía adivinar el porvenir a través del examen de las vísceras, pero, a diferencia de la nigromancia, se centraba en las entrañas de los animales inmolados en honor a algún dios.

La nigromancia se puede describir entonces como aquel método adivinatorio o conjuro realizado con el objeto de establecer una comunicación con los espíritus o muertos para de esta forma influir en el curso de los acontecimientos o conocer que depara el futuro.

Historia

La necromancia ha sido una práctica muy antigua, generalmente en Egipto y Persia, en dichos países también se le considera una tradición sobrenatural o mística de varias culturas. A pesar de que aún se utiliza en la actualidad, la práctica de este tipo de magia se ha reducido en gran número desde su época antigua.

Los primeros nigromantes aparecieron en los albores de la civilización. Eran sacerdotes y chamanes que usaban huesos y órganos de animales para mirar hacia el futuro o aprender la voluntad de los dioses antiguos. Naturalmente, estos eran rituales primitivos, muy lejos de la magia real. Sin embargo, incluso entonces, tenían una gran demanda y respeto. Tome la Antigua Roma, por ejemplo. Los escritos de los historiadores describen en detalle el ritual de adivinación sobre huesos de aves, que fue realizado por su sumo sacerdote. Sin tal ceremonia, no comenzó ni una sola campaña importante, e incluso el rey no pudo desafiar su decisión.

Y hay muchos ejemplos similares en la historia. Pero lo más llamativo es que muchas civilizaciones antiguas practicaban tales rituales. Y esto a pesar de que la mayoría de ellos estaban completamente aislados y no podían adoptar hechizos mágicos entre ellos.

Reanimación de cadáveres

La reanimación de cadáveres es, sin lugar a dudas, la práctica más misteriosa de la nigromancia. La reanimación de cadáveres es una práctica compleja, prolongada, y con matices mórbidos que exigen de nosotros la más extrema prudencia. Reproducir este tipo de ritos de forma detallada sería realmente peligroso, de modo que solo daremos cuenta de una o dos curiosidades de forma más bien genérica.

En todos los rituales de reanimación, el cadáver siempre es colocado de pie en un dispositivo de hierro. Se queman hierbas mágicas sobre el vientre, la cabeza y el pecho. Los labios fríos se untan con la sangre del propio nigromante, como ya se dijo, nutrida por una dieta repulsiva.

Entonces comienzan los encantamientos, cuyo objetivo principal es hacer que el espíritu de la persona muerta regrese a su cadáver. Esto rara vez se consigue en las primeras horas. Normalmente el nigromante debe probar su vínculo con Hécate y otros dioses infernales para que el espíritu obedezca sus órdenes.

La boca del muerto es abierta utilizando un dispositivo de metal, usualmente de plomo. El nigromante acerca sus labios a la abertura y pronuncia una serie de órdenes y amenazas. Si lo asombroso ocurre, ocurrirá solo en ese momento.

Algunos necrománticos intentaban resucitar cadáveres de verdad y fueron acusados de querer enviar a esos cadáveres a atacar a los vivos, pero la mayoría se conformaban con convocar sólo al espíritu del muerto, celebrando rituales encima de su tumba, en los que pronunciaban encantamientos y dibujaban en el suelo palabras y símbolos mágicos.

 Muchas veces, el necromántico se rodeaba de cráneos y otras imágenes de la muerte, se vestía con ropas robadas a un cadáver y concentraba todos sus pensamientos en la muerte, mientras aguardaba a que apareciera el espíritu. Cualquier pequeña señal, por ejemplo, el temblor de la llama de una vela, se podía tomar como indicación de que el espíritu se encontraba presente. Entonces, el necromántico le hacía preguntas.

La nigromancia, sobre todo en su forma de invocación de los espíritus de los muertos con propósitos mágicos o adivinatorios, es práctica común en religiones antiguas provenientes de África, como el vudú, el palo mayombe y ciertas ramas del espiritismo y la santería.

Necromancia Vampírica

Los hechizos de vampirismo dentro de la tradición Necromante se enfocan en la naturaleza del intercambio de vida. El Necromante vampírico intenta entender los mecanismos del alma que le permiten consumir el poder de esta mediante técnicas sanguijuela. Esto conecta con el término de “vampiro psíquico” lo que implica la habilidad de alimentarse consciente o inconscientemente de otros. El término “vampiro” simboliza una relación parasitaria entre el mago y su víctima. Lo que se intercambia entre estos es fluido vital o fuerza vital ya que lo que se absorbe no es sangre sino el alma como tal.

 El término “vampírico” está hoy en día relacionado con vampiros mitológicos a la Bram Stoker, cultos de “verdaderos” vampiros, parasitismo y toda otra serie de sinónimos. El vampirismo necromantico no tiene nada que ver con estas cosas, ni con sangre ni con chicos góticos que se reúnen los fines de semana o con rituales en donde se bebe sangre. Estas personas se creen diferentes de alguna forma, son supuestamente demonios en cuerpos humanos y deben actuar como tales. Acá utilizamos el término de vampiro solo como referencia ideológica.

ALFA