Consideradas como una de las siete maravillas naturales del mundo, las cascadas de Foz de Iguazú es un espectáculo natural que se divide entre las fronteras de Brasil y Argentina. Agraciadas por el río Iguazú, estas cascadas conforman un macizo de 275 saltos de agua, siendo la más imponente aquella llamada Garganta del Diablo, la cual se alza por encima de 80 metros, formando un poderoso caudal, considerado único en su clase en todo el mundo.

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Otra de las remarcadas características de las Cascadas de Foz de Iguazú es estar dividida entre dos naciones, como lo son, Argentina y Brasil. Originadas en el límite entre la provincia brasileña de Paraná y el estado argentino de Misiones, estas impetuosas cascadas han sido protegidas al pertenecer a los respectivos parques nacionales de los países suramericanos.

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La palabra Iguazú surge de la unión de dos vocablos propios de la lengua guaraní. La “Y” quiere decir “agua” y el “guazú” significa en español “grande”, nombrando las cascadas como “Agua Grande”, haciendo honor al impetuoso caudal acuático que representan como maravilla natural.

El primer registro que se tiene de las Cascadas de Foz de Iguazú se haya en el año 1542, cuando el explorador Álvar Nuñez Cabeza las bautizó por primera vez como ‘Saltos de Santa María’, nombre que posteriormente fue sustituido por el original ‘Iguazú’.

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El botánico suizo Robert Chodat quedó atónito al descubrir la reserva natural que representan las Cascadas de Foz de Iguazú. En su bitácora las describió como “un mundo de cascadas, y alzando los ojos vemos, a 82 metros por encima de nosotros, el horizonte ocupado por una línea de aguas, el asombroso espectáculo de un océano cayendo a raudales en un abismo, es casi escalofriante.”

Superada la época precolombina, y de colonización europea, e inclusive una venta privada de 50 leguas, que incluía a las impetuosas cascadas, el Gobierno Argentino tomo la iniciativa de proteger el lugar en el año 1902, convirtiendo el área en el Parque Nacional de Iguazú, luego que el paisajista, Carlos Thay, lograra estudiar la toponimia de las cataratas, registrando su extensión en 67.620 hectáreas.

Si bien el territorio de las Cascadas de Foz de Iguazú la comparte entre Brasil y Argentina, se tiene señalado a este último como poseedor del 80% de su jurisdicción, hecho que lo ha potenciado como uno de sus principales centros turísticos.

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Elegidas desde el 11 de noviembre de 2011 como una de las siete maravillas naturales del mundo, actualmente, el salto principal, llamado la Garganta del Diablo, puede disfrutarse gracias a las pasarelas habilitadas desde Puerto Canoas.  Por otro lado, quienes deseen tener un vistazo más cercano, pueden realizar paseos a pie por sus senderos y disfrutar en primera fila de la grandiosidad natural que representan las cascadas, o en lancha atravesando los saltos para así maravillarse con la fuente numerosa de exuberante vegetación tropical y fauna silvestre que en su único haber posee.

ALFA