Rococó es una palabra francesa que significa concha, y está ligado a estipulados métodos estéticos y artísticos como la incrustación de conchas y trozos de vidrios manipulados en cuevas artificiales. Por eso, hablando en noción exacta, es un  movimiento del estilo barroco, pero llevado a su máxima exageración; además del mobiliario, la decoración, y la pintura, la joyería fue muy significativa.

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El rococó tiene como principales características los colores claros, los tonos pasteles y dorados, con estilos decorativos en representaciones alegóricas. Los diamantes eran de uso casi distintivo, haciéndose evidente la constante demanda de estas hermosísimas piedras, añadiéndose también a la orfebrería, la pasta de vidrio y cristal de roca; igualmente se incorporaban piezas de hierro y marcasita, un sulfuro cristalino coloreado similar a la pirita, un mineral que es muy parecido al oro.

Los collares eran cortos, agregándole un encanto especial a los escotes bajos de la época. La joyería producida durante esos años era confeccionada a mano, demostrando una originalidad y cambios únicos para ese tiempo, donde diferentes  materiales naturales como piedras marinas, las formas vegetales, o las conchas, eran la ornamentación más importante y llamativa del momento.

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El estilo rococó no tiene ninguna influencia religiosa, es una condición que buscaba lo extravagante, voluptuoso y erótico, pero al mismo tiempo se inspiró en lo femenino, desde una representación divertida, con mucha frescura  y pasión. Aunque la joyería recurrió a la naturaleza como su principal inspiración, integrada por innovadores niveles de altura en el recubierto esmaltado, y la entrada de nuevos materiales con las piedras semipreciosas como el ópalo.

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Asimismo, este majestuoso género, comprende estructuras labradas, adornadas y sumamente elegantes, donde sus particularidades primordiales son las líneas curvas, que vienen solas o en composiciones con diferentes cadenas, en proporciones equilibradas. Las joyas son finas, aunque muchas parecen más pesadas y en ese caso tienen un empleo más intenso, con una penetración quizás popular.

El rococó por considerarse un estilo netamente ornamental, apenas duró setenta años en el país galo, entre los reinados de Luis XV y Luis XVI, siendo ahogado por el purismo neoclásico. Ese tipo de joyas fue el encanto de la reina María Antonieta de Austria, reina consorte de Francia; en la actualidad algunas de sus joyas más espectaculares, están expuestas en el Palacio de Versalles.

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Muchos diseñadores famosos, utilizan en sus colecciones este singular estilo, no solo en sus variados trajes, sino también en las singulares joyas que acompañan los desfiles. Enfáticas alhajas con bellísimas piedras, montadas sobre texturas de terciopelo o raso; espléndidas prendas llenas de perlas, como una auténtica motivación que retoma la expresión rococó, mostrando adornos en la orfebrería de una manera lujosa, extravagante, pero a la vez elegante.

Las joyas con la índole del “rococó”, se consideran sensacionales, nunca pasarán de moda, mientras los gustos de las mujeres sean variados. Decídase por este modo extravagante, con los detalles de unos rasgos excéntricos y fastuosos, pero en colores tan sutiles que marcarán la diferencia en el uso de su joyería.

ALFA

Un comentario de “LAS SENSACIONALES JOYAS DEL ROCOCÓ

  1. Damelis Ortegana dice:

    Me encanta el artículo. Las joyas son mi debilidad, estas en particular son preciosas y exuberantes.

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