Cuando un nuevo miembro llega a casa envuelto en ternura, cariño, caritas consentidas, se forma un gran revuelo en la familia y todos desean colaborar con los cuidados del bebé en su primer año, se convierte en el eje de la totalidad del grupo que pareciera que está allí sólo para admirarlo y decirle cosas hermosas, lo cual es cierto.
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Desde el primer momento, dado que se consigue en minusvalía total, el esmero para protegerlo es de 100%, al ombligo se le debe prestar atención y asepsia, para que no ocurra una infección que nadie desea; el baño todos los días se debe realizar completo para conservarlo aseado y sin enfermedades en la piel que es absolutamente delicada, usando cosméticos orientados a infantes de corta edad.

El bebé tiene la costumbre de comer muchas veces cuando es solamente amamantado, la leche materna es muy fácil de digerir y eso es lo que hace que tenga hambre cada hora aun cuando haya comido completo, pero apenas abre los ojos vuelve a sentir hambre.

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Como perciba su crianza en los primeros doce meses de vida,  afectará su desarrollo emocional, si es rechazado crecerá lleno de temores, inseguridad y miedos que le costará enormemente superar; si por el contrario se siente querido, protegido, consentido, el crecimiento será seguro, confiado y estable.

La única forma que tiene para comunicarse es a través del llanto, es la mamá quien de una forma increíble, descifra el significado de ese llanto, porque se puede tratar de dolor, calor, cansancio, hambre, ropa incómoda, pañal mojado, o sencillamente, desea que lo carguen y es ella quien logra calmarlo y darle lo que esté demandando.

En la cuna no coloque peluches, mantas con pelusas, almohadas, nada con lo que se pueda hacer daño o crearle reacciones alérgicas, menos aún rociar en su habitación aerosoles ni ambientadores, ya que, pueden producirle lesiones pulmonares; cumpla al pie de la letra lo que su pediatra le indique y proporcione sus vacunas.

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En la medida que van pasando los meses, va desarrollando aptitudes como seguir una luz, el sonido de la voz, sentarse y cuando menos lo espera, comienza a gatear para movilizarse por sí solo y alcanzar pequeños juguetes que llaman su atención; este es el momento en que el piso debe mantenerse más limpio, los enchufes protegidos, cuidar que no haya materiales peligrosos que pudiera llevarse a la boca, recuerde que ninguna precaución es suficiente.

Después de gatear, generalmente entre los 10 y 12 meses, comienzan a dar sus primeros pasos, lo que crea gran conmoción en el grupo familiar, porque es toda una hazaña verlo realizar tantos esfuerzos.

El esmero con el que debe cuidarse sólo lo brinda el amor de su mamá, que en un vivo ejemplo de valentía, en medio de dolores post parto, trasnochos, pañales que cambiar, sacar gases, acunar, todavía tiene voluntad para acariciarlo y cantarle una tierna canción al final del día.

 

ALFA