Orgasmo, clímax, subida… El orgasmo tiene todas las características propias de llegar a un paraíso en la tierra, pero que gracias a los prejuicios, los mitos, y las fantasías irrealizables, termina siendo transformado en una muy equivocada interpretación.
La raíz del error. La sexóloga, Ana Martínez Moreno explica que “existen ciertas creencias acerca del orgasmo, que crean problemas y traumas en nuestras relaciones, tanto para las mujeres como para los hombres, por hacernos creer y sentir que somos infelices, por no alcanzar lo que se supone que siente y alcanza todo el mundo.”
La experta señala que para entender mejor el funcionamiento placentero debe tenerse en cuenta cuando los primeros humanos empezaron a caminar erguidos. “La entrada vaginal se desplazó hacia adelante. Y junto a la uretra, se expulsó un punto clave: el clítoris”.
A consecuencia de ello, durante la penetración vaginal, el pene no tiene contacto directo con el clítoris, y aunque algunas posiciones hagan cierta fricción, no son suficientes para disparar el verdadero reflejo orgásmico. “La vagina está pobremente dotada de receptores sensoriales. Solo tiene unos cuantos en su último tercio exterior, pero en cambio, el clítoris es considerado una obra maestra de receptores sensoriales y terminaciones nerviosas”.
Aun así, aclara la especialista, no existe el orgasmo vaginal o el orgasmo clitoridiano. “El orgasmo femenino se expresa mediante contracciones rítmicas de los músculos y tejidos que rodean la vagina, pero es la estimulación del clítoris el que tiene el potente desencadenante orgásmico. Después de todo, este órgano tiene como única función dar placer”.
Nadie renuncia hasta llegar al final. Hacer el amor implica un viaje placentero hacia el orgasmo. Cada encuentro de pareja debe ser un momento de disfrute para ambas partes implicadas, por lo que el renunciar a tan fundamental derecho está totalmente prohibido.
Sin embargo, debe reconocerse que llegar al clímax requiere mayor atención de la conocida. Un estudio de la Universidad Central de Lancashire aseguró que un cuarto de las mujeres gimen solo para fingir que han alcanzado el orgasmo. Pero, ¿por qué?…
La sexóloga, Isabel María Navarro explica que los condicionantes culturales han delimitado la experiencia sexual. “Cada mujer ha vivido el placer de una manera distinta. Si tiene desconfianza hacia la relación en la que se encuentra porque las anteriores no han sido satisfactorias, crea una coraza que le impide disfrutar plenamente de una relación sexual. Al estar cohibida o pudorosa, la excitación también puede ser menor. Quizá haya placer, pero no orgasmo”.
¿Y cómo se derriban tales barreras? “La imaginación, la compenetración y la ruptura de tabúes son las claves para alcanzarlo. Los juegos previos son fundamentales para la mujer, pues ayudan a sentirse deseadas y queridas. Otra premisa es el conocer tu cuerpo, explorarlo, experimentar con él. Así podrás disfrutar a plenitud las relaciones con tu pareja. Y deben dejarse los problemas fuera de la habitación. La vorágine rutinaria erosiona el deseo. El tema del placer lo dejamos para última hora, y eso nunca debe permitirse”.
ALFA