Cada cuatro años aparece en nuestras vidas un día más y con él un año bisiesto se presenta en nuestro calendario, dando al mes de febrero 29 días. Para muchos, este evento tiene un carácter siniestro, para otros solo se trata de un día más que el universo les regala. Pero, seguramente usted al igual que muchos de nosotros también se ha preguntado ¿Por qué existe el año bisiesto?

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Pues la respuesta está en el pasado, ya que inspirándose en la observación de las fases lunares, los antiguos pueblos babilonios y sumerios lograrían crear el primer calendario; originando así los cómputos del tiempo. Sin embargo, este calendario era inexacto, ya que los ciclos lunares no coincidían con los ciclos solares; debido a que los primeros tendrían una duración de 29,5 días entre cada luna nueva, que al dividirse en 12 lunaciones al año sumaba 354 días, mientras que los ciclos solares duraban 365,256 días.

Esta situación llevo a varias civilizaciones a tratar de corregir la diferencia, agregando días e incluso meses a cada año; siendo el calendario egipcio uno de los más aproximados al contar con 365 días. Pero sería el emperador Julio Cesar en el año 49 a.C. quien conociendo el desfase del calendario romano y tomando como base el calendario egipcio, le pediría al astrónomo Sosígenes de Alejandría que le diseñara un calendario más exacto y digno de la grandeza del imperio romano.

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Sosígenes cumpliría su misión, entregándole un calendario de 365 días, que tendría un día adicional cada cuatro años, para compensar el atraso natural de 1/4 de día por año que no era contabilizado. Este calendario conservaría los nombres de cada uno de los meses romanos y el mes de februarius sería el elegido para agregarle el día adicional que estaría intercalado entre el 23 y 24 de febrero. Para referirse a ese día se usaba la expresión en latín «bis sextus dies ante calendas martias» o segundo día sexto antes del primer día del mes de marzo. Por lo que el año que contenía ese día pasó a llamarse bisiesto.

Sin embargo, a pesar del ajuste que suponía el calendario juliano, por año se producía un retraso de 11,25 minutos, que hasta 1582, acumulaba 10 días. Error que sería corregido el 15 de octubre de ese mismo año por el papa Gregorio XIII, quien promulgaría la bula inter gravissimas creando con ella el calendario gregoriano aún vigente en la actualidad.

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El nacimiento del año bisiesto sumado a la concepción siniestra que tenían los romanos del mes de febrero, generaron desde entonces una tradición por la cual se le atribuyen ciertas calamidades, que aunada a la ocurrencia de algunos eventos trágicos en la historia han mantenido viva esta creencia. Sin embargo, según aclara la astróloga Patricia Kesselman, al ser múltiplos de cuatro, los años bisiestos están bajo la influencia de ese número que simboliza la abundancia, la libertad, el optimismo y el crecimiento. Por lo que en nosotros estará el poder de aprovechar su influjo siempre que tengamos pensamientos positivos y dejemos a un lado las preconcepciones.

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ALFA