Desde el siglo I A.C.,  se conoce el uso de pelucas y peluquines, una alternativa que hasta nuestros días es adoptada por distintas razones, algunas de ellas por moda, capricho, enfermedad o cualquier otra causa de índole personal; cualquiera sea el motivo, en el mercado existen estos artículos en todos los tipos, colores, variedades, más largos algunos que otros, en fin para todos los gustos.

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Los precursores en su fabricación fueron los egipcios, las llevaban en ocasiones especiales y para resguardarse del sol, pues generalmente los hombres se afeitaban la cabeza; ellos se especializaron en la fabricación de pelucas naturales, según se desprende de pruebas en exposición en distintos museos del mundo, podían mezclar las fibras de palmera, lana de ovejas negras y cualquier otro tipo de elementos.

Actualmente, su elaboración ni siquiera se asemeja a los viejos postizos de antes, sino que se adecúan al espesor, color o textura necesarios, el proceso está industrializado, aunque todavía existen profesionales capaces de realizar este trabajo manualmente pero sea del tipo que sea su producción, se coloca realizando una exfoliación en el cuero cabelludo, luego empleando una capa elástica muy fina se pegan los cabellos reales del color escogido; este peluquín debe sustituirse cada mes, en cambio la peluca puede colocarla igual que un gorro, lavarla con cualquier champú y agua fría, más sencillo, imposible.

Existen organizaciones internacionales creadas especialmente para recibir su cabello con la finalidad de elaborar pelucas o peluquines que entregan de manera gratuita a pacientes de bajos recursos que se mantienen en tratamientos que les provocan la caída del cabello; muchas más personas de las que imagina, conmovidas por esa situación, llegan a dejarse crecer el cabello en más de una oportunidad para hacer varias veces el donativo, sobre todo cuando se realiza el operativo para los niños con cáncer, para lo cual se prepara una especie de festival donde el corte de cabello es gratis también.

Hay modelos llamados indetectables que mayormente lo utilizan los artistas y ciertamente estando a una distancia muy cercana no es fácil descubrir su uso, las mallas de las prótesis están elaboradas de material sintético semi-transparente, invisible al unirse con el cuero cabelludo, cuando cubren la frente incluidas las entradas, se ven completamente naturales y una vez que se une con el cabello de la persona que la usará puede ser invisible a simple vista.

Eso es lo que hace la diferencia con respecto a las pelucas antiguas, que permiten lucir el cabello de manera espectacular desde cualquier ángulo, enseñando sin miedo la parte del frente; si está bien puesta, nadie notará las uniones, así como no se ven en las extensiones.

Puede conseguir en el mercado, postizos de todo tipo: de cabellos largos, cortos, medios, muy largos, lisos, ondulados, afros, negros, castaños, rubios, azules, blancos, con flequillo o sin él, naturales o sintéticos, como más le guste y prefiera; algunos tienen un sistema antideslizante lo que evita sorpresas  por alguna tormenta, movimientos bruscos o ventiscas inesperadas.

ALFA