En el plano espiritual, podemos hablar de primeros auxilios para el espíritu, haciendo referencia a esos elementos que favorecen la evolución espiritual y que ayudan a mantener un nivel de energía alto, con la finalidad de propiciar una vida plena, llena de armonía, alegría y amor, en donde los valores universales prevalezcan en pro del bienestar individual y colectivo. En este sentido, el crecimiento espiritual es la base del desarrollo personal de cualquier persona, por lo que deben seguirse recomendaciones básicas que nos ayuden a lograr ese desarrollo y crecimiento tan necesario.

primeros auxilios para el espíritu

En este sentido, uno de los primeros auxilios para el espíritu está representado por la aceptación de las circunstancias de nuestra vida, de las personas y situaciones que nos llevan a un plano en donde debemos aprender lecciones, en las que la experiencia vividas serían la herramienta y el canal a través del cual evolucionamos hacia estados de consciencia más elevados.

Sin embargo, debemos aclarar que no se trata de una aceptación conformista, en la cual nos sintamos víctimas y obremos con una resignación que nos lleva al plano de la desidia; sino más bien de un estado de aceptación que nos permita enfrentarnos con ese tipo de situaciones para superarlas.

Un ejemplo de esta aceptación sería el asesinato de un ser amado, hecho que nos resulta incomprensible e injusto por las circunstancias acaecidas; sin embargo, debemos aceptar este hecho como parte de nuestra experiencia de vida individual y familiar, viviendo el duelo respectivo, pero aprovechando la oportunidad para comprender la muerte desde otra perspectiva, dando cabida a otros conceptos que van más allá de la muerte física, a abrir nuestras mentes y corazones a nuevas informaciones como las presentadas en este artículo.

Por ello, el aprendizaje se presenta a través de estas experiencias, para no permitirnos entregarnos al abandono, al resentimiento, a la venganza, al odio, al dolor constante, y buscar la manera de evolucionar, por ejemplo, emprendiendo causas sociales como la lucha por la paz y la justicia, para llevar mensajes de amor a nuestros semejantes en cualquier ámbito donde nos encontremos; lo cual nos saca de papel de víctimas llenas de desamor y tristeza.

Otro de los primeros auxilios para el espíritu podría ser la conexión con la naturaleza, de la cual formamos parte y que muchos olvidamos. Ese contacto con la naturaleza nos puede facilitar el camino hacia la evolución espiritual, como punto de partida para lograr equilibrio y bienestar para nosotros y para quienes nos acompañan en nuestro andar por este viaje que se llama vida.

Por esta razón les recomendamos ampliamente tener un contacto a través del ejercicio físico en lugares naturales, parques, montañas, playas, fincas o campos que propicien las condiciones necesarias para encontrar la paz, la armonía y la tranquilidad necesaria, que calmen nuestra mente de las preocupaciones constantes del mundo moderno, que nos aparte por períodos de tiempo considerables de todo lo que representa la tecnología y la monotonía de un mundo superficial y lleno de elementos necesarios para nuestra subsistencia material, pero que muchas veces corroen el alma.

Ese contacto con la naturaleza, también podría acompañarse de sesiones de meditación al aire libre, bien sea individualmente o en grupos, creando las condiciones adecuadas para realizar visualizaciones y afirmaciones que llenen nuestro espíritu, donde además se puede recurrir a mantras, a la terapia con piedras (gemoterapia), a la cromoterapia, a relatos guiados por alguno de los miembros del grupo que nos lleve a estados de relajación elevados y nos haga ver más allá de plano físico.

Como autor del presente artículo, les deseo transmitir este mensaje, basado en mi experiencia personal, la cual me ha llevado a vivir plenamente sesiones de ejercicio físico y espiritual a la vez; a través de largas caminatas por las montañas que me han llevado a extasiarme con los colores y aromas del ambiente natural que nos llena de vida en todo el sentido de la palabra.

Esta experiencia me ha llevado a concluir que la meditación no necesariamente deba hacerse inmóvil y con los ojos cerrados; ya que podemos conectarnos con la naturaleza a través de un ejercicio físico exigente y a la vez conectarnos espiritualmente con la divinidad, si aprendemos a concentrarnos, a interactuar con el entorno natural y activar ese ser interior que nos encamina por sí solo hacia la evolución del espíritu y la sanación de nuestras almas.

En este orden de ideas, el espíritu representa la fuerza que da vida y controla todo lo que sucede en el plano material, mental y emocional, pero va mucho más allá de las formas físicas, que permanecen soló por un tiempo, mientras que el espíritu en sí, refleja la existencia de cada uno de nosotros como entes divinos que nos encontramos conectados a la esencia divina de Dios y a la potencialidad pura del universo.

Por tanto, los seres humanos somos la materialización del Espíritu de Dios, por lo que esa divinidad reflejada en nosotros mismos es “nuestra alma”, lo cual significa que ésta es el reflejo del estado puro de conciencia de sí mismo, algo así como el principio consciente que permite la manifestación y la acción de la inteligencia, a través del espíritu, cuya acción muchas veces se encuentra bloqueada por las desavenencias y errores de los seres humanos en este plano, por lo que en reiteradas ocasiones requiere de primeros auxilios para recuperar su esencia.

En este contexto, nos complace poder llevarlas algunas recomendaciones que pueden ser consideradas como primeros auxilios para el espíritu, que nos aportan esa energía y motivación necesarias para desenvolvernos de manera satisfactoria en nuestro entorno, haciendo que nuestras vidas valgan la pena, que vivamos con la mayor plenitud posible y creciendo desde el punto de vista humano, social y espiritual.

De esta manera, el cuerpo representa ese recurso a través del cual el espíritu se manifiesta para desarrollar cada una de las actividades que forman parte de la misión de vida que nos corresponde cumplir, de acuerdo a los aprendizajes que vinimos a adquirir. Por ello, algunos de los primeros auxilios están enfocados a mantenernos motivados con niveles de energía altos.

Uno de los primeros auxilios que recomendamos es el baile, así pienses que no sabes bailar, baila mucho; muévete al ritmo de una música alegre y contagiosa, que te lleve a sentir desde tu corazón la alegría de vivir, de esta manera se está generando dopamina que produce estados de satisfacción eficaces y útiles para la salud emocional, que al final de cuentas es la base del crecimiento espiritual.

Además, el baile es una de las maneras más efectivas para despejar la mente y con ello para eliminar la depresión o la apatía, que se apodera de muchas personas, debido a circunstancias o situaciones que la vida les pone en el camino, como parte de ese proceso de aprendizaje que es fundamental para poder superar karmas y obtener evolución espiritual.

Por otra parte, cuando bailamos a solas se estimula la confianza en sí mismo, se logra entrar en un estado satisfacción personal que favorece el ánimo, pudiendo así asumir una actitud más positiva y vigorosa, enfocados en nuestros objetivos de superación y evolución.

Otro de los primeros auxilios para el espíritu, que es conveniente que se practique para eliminar los excesos y los desgastes de energía, es el enfoque que se debe dar a lo que se desea lograr, ya que la falta de un objetivo preciso nos lleva sin rumbo y nos desgasta, nos quita esa energía vital para emprender las acciones concretas, por tanto, una claridad y enfoques precisos hacia los objetivos y metas, le aporta al espíritu vitalidad.

De este modo, la acción sin propósito y dirección es pérdida de energía, por lo que es necesario buscar la manera de centrarnos para encontrar esa claridad en el pensamiento, siempre creyendo en Dios y buscando su luz divina. Para lograr esto, recomendamos que se practique disciplinas como el yoga, que a través de la respiración, posturas y movimientos corporales ayuda a liberar las tensiones o cargas negativas que el cuerpo y la mente llevan consigo, para así aclarar las ideas y los objetivos, y por lo tanto no seguir obstruyendo la vitalidad.

Además, se debe pensar y afirmar siempre el “yo puedo”, sin ponerse limitaciones de ningún tipo, para que así las acciones que se pongan en práctica conduzcan al estado de bienestar emocional, mental y físico, que nos prepara para vivir una vida plena con la fe en sí mismos, y por supuesto en Dios, como fuente divina de vida, ya que la fe junto a la pasión son las fuerzas más poderosas que posee el ser humano, que se encuentran en su mundo interior para manifestarse a través de su energía vital, logrando de esta manera el aprendizaje a través de las experiencias.

Por otra parte, debemos desahogarnos cuando nos encontremos embotados de pensamientos y emociones que desequilibran nuestra paz, tranquilidad y salud emocional; buscando a esas personas que Dios nos pone en el camino para que nos escuchen y así liberar esas energías negativas que bloquean nuestro ser interno, y que no nos permite seguir en el camino de bienestar; confiando siempre en que Dios nos da la oportunidad de obtener aprendizajes significativos a través de las experiencias de vida que nos corresponden, para así cumplir con nuestra misión en este plano.

En cada uno de los procesos y experiencias que nos corresponde vivir para adquirir esos aprendizajes de los que hablamos anteriormente, debemos practicar la respiración vital que Dios nos regaló desde nuestro nacimiento, considerando que es una de las respuestas fisiológicas que cambian cuando las emociones se transforman; por lo que es necesario aprender a realizar respiraciones profundas que nos ayudan a calmarnos, a suministrar mayor cantidad de oxígeno al organismo, lo cual genera mayor cantidad de energía liberadora, aumentando el estado de bienestar mental, emocional y físico.

Finalmente, les recomendamos hacer de la meditación el recurso fundamental de su caja de primeros auxilios para el espíritu, que les traerá bienestar y salud emocional, niveles de energía más elevados que los preparan para potenciar sus procesos de aprendizaje y para sacar provecho de sus experiencias de vida.

ALFA