Las principales piedras preciosas de color rojo destacan entre otras de  color similar gracias a la intensidad con la que presentan este tono. Dentro de esa lista exclusiva podemos mencionar el rubí, el jaspe, el ámbar, el granate y la espinela.

La concentración de hierro y magnesio de estas piedras preciosas y semipreciosas de color rojo son los componentes principales que le otorgan el llamativo tono que tienen en común. Sin embargo, también es la concentración de otros minerales lo que las diferencian entre sí, haciendo que unas luzcan más brillantes y otros más opacas como veremos a continuación.

Rubí: es la piedra preciosa de color rojo más conocida, no solo por su intenso color sino por su alto valor económico y su mención dentro de la lista de las cuatro piedras preciosas principales junto al diamante, el zafiro y la esmeralda.

Al contrario de lo que se podría pensar a primera vista, cuando el rubí se extrae de la naturaleza es más bien opaco, y es después de los procesos del tallado que logra esa brillantez que los hace tan codiciados en el mundo de la joyería.

Ámbar: esta piedra tiene una característica muy particular además de su color rojo y es que flota en el agua. Precisamente a esta cualidad física debe su nombre, proveniente del árabe.

El ámbar se halla en muchos colores como el amarillo, café, verde, naranja o negro.  Pero es su presentación en color rojo una de las más admiradas y también una de las más escasas, ya que solo se encuentra en la ciudad mexicana de Chiapas.

Espinela: dentro de las piedras preciosas de color rojo, esta es la más parecida al rubí y es por ello que están famosa.

La espinela no solo es comparable con el rubí por su color, sino por su dureza, que es de 8 en la escala de Mohs, solo un digito menos que la del rubí. Dado este gran parecido, las espinelas han sido confundidas muchas veces, incluso entre los joyeros, por rubíes. Un claro ejemplo pesa sobra las joyas de la corona británica, muchas de las cuales están confeccionadas con espinelas que inicialmente se confundieron con rubíes.

Granate: su nombre proviene del latín “granatum” que significa grano y viene dado por su aspecto similar. El granate al igual que la espinela tiene un gran parecido con el granate, aunque es mucho más fácil de distinguir que la espinela. Por ello se utiliza con mucha frecuencia como sustituto del rubí, haciendo más accesible el valor de las joyas finales.

Jaspe: a diferencia del resto de las otras piedras preciosas de color rojo, el jaspe no es una piedra brillante sino tremendamente opaca y es de hecho, una cualidad que la hace resaltar; dado que se puede apreciar mucho mejor la intensidad de su color.

Existen presentaciones de jaspe en otros colores, pero su versión en roja es la más buscada y se conoce como jaspe sanguíneo

Las piedras preciosas de color rojo son muy valoradas en el mundo de la joyería.  Pero especialmente, entre las parecidas, vale la pena saber identificar las diferencias para acertar en la compra de cualquier producto.

ALFA