Una de las características de los niños con problemas es la rebeldía en la infancia, comienza con pequeños mensajes aproximadamente a partir de los dos años y de no corregirse, puede crecer mucho más rápido de lo que ellos lo harían, al punto que para el resto de los integrantes del núcleo familiar, profesores, y amigos cercanos, será desagradablemente incómodo compartir cuando estén presentes.

Rebeldia_en_la_infancia_joya_life_1Generalmente los padres no se dan cuenta o ignoran que tienen un problema, lo que permite que la situación se les escape de las manos o lo que es peor, que avance hasta un punto que no necesariamente tiene que ser incontrolable pero que si se hubieran tomado las precauciones debidas desde un principio, sería más fácil dominarlas.

Las rabietas, pataletas, reacciones exageradas, palabras subidas de tono, batirse o tirar algo que tienen en la mano contra el piso u otras muestras perturbadoras de conducta, pertenecen a un grupo que ponen de manifiesto la inconformidad de los niños que reaccionan groseramente cuando no son complacidos; es en ese momento que los padres deben reaccionar y poner los correctivos debidos para conseguir preparar a los hijos aunque sea bajo un mínimo comportamiento de educación y de respeto hacia los seres humanos.

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Emma Jenner dice: «Los niños son capaces de mucho más de lo que los padres normalmente esperan de ellos, en cuanto a sus modales, al respeto por los mayores, las tareas del día a día, la generosidad o el autocontrol. ¿Crees que un niño no es capaz de quitar la mesa sin que se lo pidan? No es así. La única razón por la que no se portan bien es porque no se les ha mostrado cómo hacerlo y porque no esperas que lo hagan. Así de simple. Aumenta la exigencia y tu hijo sabrá cómo comportarse”

Los chicos que no son obedientes obstaculizan su formación en casa y el colegio, esta actuación «dificulta la educación por parte de los padres y profesores», señala la psiquiatra María Jesús Mardomingo y agrega, luchar contra la indisciplina para cambiar la actitud es posible, pero «es necesario una implicación absoluta de los padres». Rocío Ramos-Paúl, psicóloga, apunta que la función de los padres es «guiar su comportamiento y enseñar al niño que esa no es la forma adecuada de expresar su enfado, cansancio o malestar».

Small girl reading a book and crying

Una de las formas de enseñar a un menor a obedecer es plantearle rutinas, mantener un horario y un ritmo de vida estable es imprescindible para modificar su conducta; el hecho de no haber establecido las normas para comer, dormir, bañarse, realizar sus deberes, en fin, para las prácticas naturales de la vida cotidiana, traen como consecuencia un caos definitivo, mientras que si fomenta el equilibrio y el orden, le ayudará a crecer con una actitud colaboradora, agradable, respetuosa y atenta por pequeño que sea el muchacho; por otra parte, no olvide que la mala actitud se reprende, la buena se premia.

ALFA