Existen variedad de piedras,  más de las que se pueden nombrar, cada una con fortalezas diferentes y con funciones predeterminadas a su propia existencia. Las figuras que se forman en ellas cuando nacen nos atraen desde la más pequeña hasta la más inmensa. Vienen de distintos lugares. Podría decirse que de mundos. Son exclusivas en materia química que pocos llegan a comprender, pero que igual adoran tocar con las manos esa extraña combinación de hierro, oxido, magnesio, entre otros.

¿Y por qué no empezar hablar por la piedra de la ciencia? “Ágata”, que nace de los yacimientos de rocas volcánicas. Tiene una amplia función de eliminación de energías negativas y un gran aporte de fuerza física y espiritual. De hecho, en astrología, se le otorga esta piedra a signos de Cáncer, Leo, Escorpio, Piscis, entre otros. Sus colores resultan variar desde azul, negro, roja, fucsia, marrón, blanca y lila. A diferencia de la roca, también semipreciosa, “aguamarina”, que es de un azul verdoso. Esta piedra tiene facultades para aportar valentía, calmar el estrés y brindar claridad a la mente y el cuerpo. Además de incrementar la sensibilidad de las emociones, resulta ser un remedio para el dolor y una descarga para la felicidad al mismo tiempo.

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Hay variedad de piedras además de esta, como la conocida por su popular bicolor color violeta y lila llamada “Amatista”. Perteneciente a la familia de los cuarzos, es la que más se utiliza para fines curativos. Aparte de brindar energía, ofrece la resolución de problemas, no permite que la tristeza entre en el aura y ante todo, se convierte en una roca donde el equilibrio se encuentra balanceado entre la pureza, sinceridad y la propia espiritualidad que ofrecen sus minerales.

Se puede encontrar entre la variedad de piedras otra gema precisamente del mismo color de la Amatista, pero esta recibe el nombre de “ametrino”, y sus poderes son de sabiduría, meditación y gran confort de estados sentimentales como la melancolía.

En el río de piedras también se encuentra la “amazonita”, roca que va desde un verde brillante hasta un verde azulado que desvanece las emociones molestas y llenas de desagrado por el bienestar de los miedos que se puede sentir o las inseguridades que se tienen en ocasiones. Otra, es la “aventurina”, una piedra verde o azul que ayuda a fortalecer la creatividad. Más allá, hay una gema proveniente de la familia del cuarzo llamada “citrino”, su color amarillo limón trae consigo momentos de felicidad sin dejarle espacio a la solitaria tristeza.

Más abajo, en la corriente del río yace la “esmeralda”, la piedra preciosa de color verde que otorga una supuesta juventud eterna, abundante fertilidad y buena memoria. En otra selección de piedras se encuentra el “granate”, roca que representa el símbolo de la amistad en algunos lugares. Su color rojo es una ayuda a mejorar las relaciones sociales y al mismo tiempo a la autoestima.

Podría seguir mencionando a cada una de las rocas y sus nombres, sus funciones y sus destinos. Pero ya se ha corrido suficiente camino en el río de piedras. Quizá en otro tiempo o lugar se harán los de las piedras jaspe, kyanita, nácar, ojo de tigre y hasta la de ónix, la cual otorga la fuerza y perseverancia que se necesita para continuar cualquier cosa. Como este río de piedras, por ejemplo.

ALFA