El yo interior, la fuerza caracterizada por las propias reglas y creencias individuales que se han formado a partir de las experiencias pasadas. Regentes del comportamiento y la actitud frente a la vida. Sin darse cuenta, puede que su ser interior esté gritando por ser escuchado, pero, lamentablemente, las mismas experiencias hayan llevado a su propio ser consciente a dejarse llevar por las voces ajenas. Hasta el día de hoy, pues a continuación conocerá la manera de escuchar ese ser interior.
La terapeuta, Isabel Cavalgante, señala que en cada momento de la vida, una persona enfrenta el seguir sus propias creencias contra el basarse en experiencias y opiniones extrañas. “No es fácil percibir y distinguir esta diferencia, visto que la mayoría de nosotros vivimos en un estado de total inconsciencia, tanto acerca de nuestros propios sentimientos, como de los condicionamientos a que hemos sido y seguimos siendo sometidos. Estos condicionamientos constituyen una de las principales fuentes de sufrimiento para los seres humanos, que se angustian por tener que adaptarse a modelos predeterminados y encajarse en patrones que no siempre corresponden a lo que anhela su alma.”
Y mientras más tiempo dura alejado de lo que le dicta su esencia, la amenazante angustia e insatisfacción aumentan. Pero de nada sirve señalar al otro, pues, según Cavalgante, “la única forma de saber qué es lo que necesitamos para ser felices, es zambullirnos profundamente en nuestra interioridad y descubrir allí la verdad que se oculta tras las voces exteriores que predominan en nuestra mente. Solamente en el silencio podremos escuchar las respuestas que tanto anhelamos.”
De acuerdo a la coach en neurolingüística, Glenda Travieso, el saber escuchar el yo interior se resume en dos formas fundamentales. Cuando se tenga alguna duda, tome su tiempo para conversar consigo mismo. Respire profundamente, busque un lugar tranquilo, y aquello primero que venga a su mente, escríbalo en un papel.
Sin censura alguna, pues solo así se comenzará la comunicación fluida con ese ser interior. “Esto solo será para tu uso, por lo tanto, puedes permitirte una comunicación totalmente abierta y fluida con tu esencia divina sin que tu ego comience a filtrar las respuestas. A mí particularmente está técnica me es de gran ayuda.”
Establecida la comunicación fluida, pase a atender las señales que le envía. Una vez que ha frecuentado el primer método, es momento de atender esas señales que su interior le envía. “No necesariamente pueden encajar dentro de los patrones lógicos”, remarca la especialista.
Solo con prestar atención a aquello que surgió al instante de formular una pregunta, bastará para luego relacionarle con la posible solución a tomar en cuenta. Importante denotar que los sentidos no son los únicos que permiten ver ese tesoro que tanto busca, “sino lo que tu corazón sienta cuando esa señal llegue a ti. Lo más probable es que sientas una paz y una confianza inquebrantable que no sabes explicar de dónde viene”.
ALFA