El sérum antioxidante es un producto en gel de baja densidad, con gran concentración de ingredientes activos que absorbe y penetra rápidamente en la piel. Un antioxidante con función biológica es una sustancia que, incluso en concentraciones muy pequeñas, disminuye o evita la oxidación de un sustrato.

Es por ello que esta sustancia evita que se liberen radicales libres para reducir el estrés oxidativo y el daño a las células. Cuando aplicamos directamente el sérum antioxidante en nuestra piel estamos favoreciendo la renovación celular, la elasticidad y el tono. Esto es importante si se busca tener una piel sana, suave y luminosa.

Aplicación

Exactamente del mismo modo que utilizarías cualquiera de tus otros sérums. Toma nota del método porque es sencillísimo:

Aunque su nombre te haya podido confundir, aplícatelo siempre por el día y por la noche, después de la limpieza facial y antes del contorno de ojos. Ya sabes que es en este último momento del día cuando la piel alcanza su punto de mayor actividad y renovación celular.

Sérum antioxidante

Emplea 3 o 4 gotas sobre tu rostro limpio —fundamental— y seco y extiéndelas por medio de movimientos ascendentes hacia arriba y de dentro hacia fuera.

No te limites solo a la cara y trabaja también cuello y escote.

¿Cada cuánto usar un Sérum antioxidante?

Elige un sérum de día y otro de noche para obtener los mejores resultados. Los sérums de día suelen ser menos concentrados, por lo que no hay que preocuparse por la exposición al sol. Los sérums de noche son muy concentrados y sus ingredientes hacen efecto mientras duermes. Utiliza ambos para mantener tu piel lo más sana e impecable posible.

Aplica los sérums de forma gradual para que tu piel tenga tiempo de adaptarse a los nuevos productos. Por ejemplo, aplicando un sérum nocturno una vez cada dos días, y aumentando gradualmente hasta llegar a la aplicación nocturna en el transcurso de unas semanas. A continuación, añade tu sérum diario.

Una vez que añadas el Sérum antioxidante a tu régimen de cuidado de la piel, empezarás a ver mejoras notables en tres semanas.

Los 5 principales beneficios de los antioxidantes para tu piel

Ayudan a corregir los signos de la edad.

El estrés oxidativo descompone el colágeno, dificulta el proceso de reparación natural de la piel y desencadena inflamación, provocando la aparición de finas líneas de expresión, arrugas, piel flácida, brotes de acné y manchas. Al eliminar los radicales libres, los antioxidantes pueden ayudar a prevenir y corregir estos signos y dar a la piel un brillo más juvenil.

Por cierto, combinan muy bien con el ácido hialurónico para combatir los efectos del paso del tiempo (Para qué sirve el sérum de ácido hialurónico).

Ayudan a prevenir las quemaduras solares.

Todos los antioxidantes tienen propiedades antiinflamatorias, disminuyen la respuesta inflamatoria de la piel a los rayos nocivos del sol, ayudan a evitar las quemaduras solares y proporcionan una mejor protección contra el daño solar y el fotoenvejecimiento.

Ayudan a la piel a repararse a sí misma.

La piel inflamada no puede llevar a cabo de forma correcta sus procedimientos de renovación celular. Al reducir la inflamación, los antioxidantes permiten que la piel se repare y corrija el daño visible. Algunos antioxidantes, como la vitamina C, también promueven la producción de colágeno, que es vital para mantener la piel joven.

Ayudan a aclarar el tono de la piel.

Los radicales libres y la exposición frecuente al sol también desencadenan cambios en la producción de melanina de la piel, causando manchas oscuras, claras y un tono desigual. Los antioxidantes pueden previenen pigmentaciones anormales de la piel. Algunos antioxidantes (como la vitamina C) también funcionan como inhibidores de la tirosinasa (una enzima que estimula la producción de melanina).

Pueden ayudar a prevenir el cáncer de piel.

Algunos antioxidantes, como las vitaminas A, C y E, tienen propiedades anticancerígenas ampliamente estudiadas.

Por lo tanto, el sérum antioxidante te ayudará a:

  • Tener el rostro nutrido e hidratado
  • Tener una piel con un tono unificado
  • Repararse la piel
  • Proteger a tu dermis de las quemaduras solares
  • Tener menos cicatrices
  • Tener menos manchas
  • Que la piel se regenere sola
  • Tener más luminosidad en el rostro
  • Evitar el fotoenvejecimiento prematuro
  • Tener la piel más tersa y menos flácida

Siendo constante en la aplicación del producto obtendrás buenos resultados en poco tiempo.

Crea tu propio sérum antioxidante

Receta con ácido hialurónico y vitamina C

Es importante que respetes el orden indicado en la receta. La glicerina permitirá que la vitamina C, que es grasa, se integre sin problemas a una receta de base acuosa.

El ácido hialurónico añade unas extraordinarias propiedades hidratantes. Las semillas de pomelo actúan como conservante y antioxidante, y el leucidal es un antimicrobiano, un conservante natural del que no puedes prescindir cuando preparas una receta con base acuosa y ácido hialurónico, si no quieres tener que tirarla en dos o tres días.

Es cierto que la propia vitamina C es un conservante, pero, a la hora de ponerte algo sobre el rostro es mejor tener la garantía de que no tiene vida propia (microbios). Puedes optar por cualquier otro conservante, como cosgard o sharomix.

Ingredientes.

1/2 cucharada de agua destilada.

1/2 cucharada de vitamina C en polvo.

1/2 cucharada de glicerina vegetal.

1/8 cucharadita de aceite de vitamina E.

1/2 cucharada de ácido hialurónico.

15 gotas de leucidal.

1/4 cucharadita de extracto de semillas de pomelo.

Procedimiento.

Por un lado, mezcla bien el agua con la vitamina.

Aparte, mezcla la glicerina y la vitamina E.

Junta ambas mezclas y termina de homogeneizarlas.

Añade el pomelo y el leucidal.

Tapa con papel de aluminio y cubre todo el envase con él, para evitar la luz.

Déjalo enfriar en el congelador unos 15 minutos.

Agrega el ácido hialurónico, que en frío se incorporará mejor. Mezcla y ponlo en la nevera al menos 4 horas, para que el ácido hialurónico absorba la humedad necesaria y se mezcle bien.

Comprueba el pH y corrígelo si es necesario.

Trasvasa, con el embudo, al frasco. Agítalo.

Agítalo antes de cada uso.

Aplícatelo por la noche.

ALFA