Pudiese parecer que las ciencias exactas no tienen relación con aquello que se haya dentro del mundo de la subjetividad, sin embargo, la belleza y la geometría tienen en su haber una fuerte conexión que, ha estado por siempre en entre las curiosidades más seguidas por el ser humano.

 

Tanto la matemática, como la geometría, han brindado al ser humano una respuesta sobre el hallazgo de la armonía en cada objeto y ser viviente existente en el planeta. Desde la Antigua Grecia, los humanos se enfatizaron sobre la existencia de un digito que permitía establecer, de cierta manera, el canon particular de la belleza, o mejor dicho, de la armonía de cada parte conformando un todo.

El número áureo, o número de oro, es una representación algebraica irracional que fue empleado por Fidias en diversas de sus esculturas y edificaciones. En él, se mantienen establecidos la relación entre dos segmentos que conforman una recta. Lo particular de este número es que puede hallarse tanto en las estructuras ideadas por Fidias, como en árboles, ramas, caracoles y girasoles, lo que la he otorgado un halo divino conforme a la manera en cómo fueron creadas las cosas en un inicio.

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Esta representación fue llevada al plano estético, místico, y artístico, a fin de reconocer los objetos que guardaban la representación armoniosa del número aúreo, y por consiguiente la representación exacta de la belleza. Si bien en la actualidad, existen algunos estudiosos que cuestionan la objetividad detrás de esta proporción, su implementación en ramas de la arquitectura o el arte, ha logrado complementarse como cualquier otro concepto básico.

Además del número aúreo existe una segunda proporción que se pone a la par en la belleza geométrica, este es la sucesión Fibonacci. El matemático, Leonardo de Pisa, conocido como Fibonacci explicó mediante una metáfora que “un hombre tenía una pareja de conejos en un lugar controlado y quería saber cuántos podrían reproducirse en un año a partir de la pareja inicial, considerando que de forma natural, los conejos tienen una pareja cada mes y que es a partir del segundo cuando se empiezan a reproducir, entonces la sucesión se reflejaría en 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13… conforme el tiempo avance y los animales se vayan reproduciendo”.

Estos mismos dígitos señalados por Fibonacci, se obtienen sumando el último de la sucesión junto con el valor que le presidio, y así de manera sucesiva. Esta relación se enlaza con el número de oro, pues al igual, se encuentra en diversas figuras geométricas, muestras arquitectónicas, y en la misma naturaleza.

Otra característica importante, es que entre el digito perfecto y la sucesión numérica existe una nueva coincidencia que refleja armonía entre las partes que conforman el todo. La sucesión Fibonacci se presenta en cada casi objeto presente, que antecedió a su descubrimiento, por siglos de diferencia, y además, se estableció que el resultado del número Fibonacci se aproxima al irracional establecido en el número áureo.

ALFA

3 comentarios de “¡SORPRENDENTE! LA BELLEZA Y LA GEOMETRÍA

  1. Renza Saño dice:

    ¡Increíble! La manera en que cosas tan comunes se vuelven extraordinarias con este tipo de información. Gracias.

  2. Hilmara Most dice:

    La curiosidad o el halo puro de la perfección, ¡es espectacular! estamos agraciados con estas maravillas a nuestro alrededor

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