El día de hoy te enseñaremos todo sobre las Técnicas de manipulación psicológica. Síguenos leyendo.

¿Qué es la manipulación?

La manipulación hace referencia al acto de intentar influir en las emociones de los demás para que actúe de una manera específica o sienta algo determinado. Si bien es común en las relaciones interpersonales de manera sutil, cuando las técnicas de manipulación son usadas para obtener ciertos beneficios, esto implica una actitud malsana.

¿Cómo detectar a un manipulador emocional?

La mayoría de las personas manipuladoras tienen estos rasgos en común:

Egocentrismo. Las personas manipuladoras no suelen pensar en lo que su víctima necesita, siente o desea. Debido a su perspectiva egocéntrica del mundo, anteponen continuamente sus intereses y necesidades a los de los demás.

Falta de empatía. El elevado nivel de egocentrismo de las personas manipuladoras les impide ponerse en lugar de los demás. Son poco empáticas con los problemas y necesidades de quienes les rodean. En los casos extremos, ni siquiera ven a los demás como personas sino como medios para alcanzar sus objetivos.

Irresponsabilidad. Las personas manipuladoras suelen huir de las responsabilidades, no asumen las consecuencias de sus actos pues no creen que aprovecharse de las debilidades ajenas sea algo malo. Aunque lastimen a los demás, no sentirán remordimientos.

Técnicas de manipulación psicológica

Maquiavelismo. Las personas manipuladoras suelen puntuar elevado en el rasgo de maquiavelismo, lo cual significa que son expertas en crear escenarios y dinámicas que fomentan la intriga, la rivalidad y los celos.

Facilidad para detectar las debilidades ajenas. Estas personas son muy hábiles detectando las debilidades de los demás, para usarlas a su favor. Se aprovechan de la sensibilidad emocional y, sobre todo, de la amabilidad, pues saben que es más fácil manipular a personas sensibles y dispuestas a ayudar.

Técnicas de manipulación psicológica:

Utilizar y reforzar los estereotipos

A muy grandes rasgos, los estereotipos son las cualidades de conducta que se atribuyen de manera simplificada y casi automática a una persona o un grupo de personas.

Son útiles como técnica de persuasión porque permiten controlar valores y juicios sin tener que justificar profundamente los argumentos y sin permitir que el receptor se cuestione ampliamente, es decir, no se favorece el interés por la información profunda y reflexiva.

Jugar con los sentimientos y las emociones

Controlar la dimensión afectiva es una de las herramientas más potentes porque hace que los receptores reafirmen sus opiniones y posiciones sin necesariamente haber pasado por un razonamiento lógico, reflexivo o crítico.

Un ejemplo podría ser la actividad de la prensa amarillista, que es la que exagera las noticias dándole a la información un toque de sensacionalismo más que de rigurosidad, porque el objetivo es precisamente apelar a la dimensión emocional de los lectores y a sus experiencias previas, y con esto, aumentar las visitas o las ventas.

Distorsión de la realidad

Alterar el discurso de una persona con la intención de manipular psicológicamente a otra es una técnica de manipulación que no debe pasarse por alto. En muchas ocasiones, el manipulador o manipuladora busca sacar provecho a una situación mediante la tergiversación de la realidad y de los datos tal y como ocurrieron.

Cuando nos encontramos ante esta situación, debemos tener en cuento que uno de los objetivos principales del manipulador es evadir la responsabilidad que le corresponde a cada persona por sus acciones y forma de actuar. De este modo, la persona manipuladora trata de adjudicar toda la responsabilidad hacia otro ser humano mediante la modificación de los sucesos.

Tácticas de intimidación encubierta

 Se ha comprobado que el lenguaje de estas personas suele estar plagado de  amenazas indirectas, implícitas o sutiles. Dicen cosas como: “Entiendo que no hagas nada, pero esto acabará con nosotros”, “si no inviertes, perderás todo tu dinero” o “si no intervenimos nos arriesgamos a una guerra atómica”. Causar temor es una de las argucias más empleadas por estos agresores encubiertos.

Castigo

 El manipulador emocional casi nunca recurre a la violencia física, su violencia es psicológica. Por eso, castiga a su víctima cada vez que no cumple con sus exigencias. Ese castigo puede adoptar diferentes formas, desde humillaciones verbales y sarcasmos hasta un tratamiento silencioso que implica obviar por completo al otro, soslayar sus necesidades emocionales y negarse a afrontar el conflicto, manteniendo así el control de la situación.

Inseguridad

La inseguridad en uno mismo va a ser otra de las emociones que van a jugar un papel decisivo en la manipulación. Esto no quiere decir que las personas seguras de sí mismas no puedan sufrir manipulación o que todos aquellos que han sido manipulados no sean seguros de sí mismos, sino que un buen manipulador es aquel que sabe desentrañar los puntos débiles de cada uno y exprimirlos al máximo en su propio beneficio.

Un buen observador sabe cuáles son los aspectos a los que cada uno es más sensible y sólo hay que decir las palabras adecuadas para crear un estado de confusión o inseguridad en la persona, que provoque que ésta sea más receptiva a lo que diga el otro.

Generar culpa

La sensación de culpa es un poderoso motor impulsor del comportamiento, por lo que los manipuladores a menudo intentan que su víctima se sienta culpable. Lo más común es que se hagan pasar por personas desvalidas que necesitan ayuda, de manera que su víctima se sienta terriblemente mal si no cede a sus deseos. Estas personas inventan “necesidades imperiosas” que su víctima debe satisfacer o falsean la realidad para hacerles sentir culpables.

La violencia

La violencia es una de las prácticas más dañinas para las personas manipuladas y está directamente conectada con 2 técnicas que ya se han explicado (infundir el miedo y el castigo), al igual que en el castigo la violencia puede ser física o psicológica, la violencia psicológica puede consistir en insultos directos o de otras formas como gritarle a la víctima junto con un lenguaje corporal hostil (al mismo tiempo se infunde el miedo porque estás acciones pueden asustar a la víctima).

Y la violencia física por supuesto es bien conocida, ha habido muchos casos de violencia domestica que ejemplifican cómo la violencia es utilizada como una herramienta de control en algunas relaciones.

ALFA