En los últimos tiempos y sin explicación alguna, las tiaras de la realeza han ido reduciendo sus apariciones, lo que ha disminuido  totalmente lo que antes fuera un derroche de ostentación, sobre todo cuando a nivel mundial existe una enorme crisis económica.

La última vez que se vio a  Kate Middleton luciendo una tiara, fue en la cena en honor al Presidente de China y se convirtió en la noticia de la semana en cuanto a Casas Reales se refiere; la tiara escogida por ella fue Flor de Loto,  regalo de boda de Jorge VI a la Reina Madre; esta es una diadema hecha de lo que fuera un collar de diamantes y perlas y que luego de usarla muchas veces, se la regaló a su hija, la princesa Margarita. vanityfair.mx (s.f.)

La tiara Halo de Cartier  fue hecha para la Reina Madre quien luego se la dio a Isabel II en su cumpleaños número 18 y la lució Kate Middleton en el día de su boda.

Y es que, según el protocolo, no todas las oportunidades ameritan el uso de una tiara, ni es conveniente llevarla, ésta prenda debe ser usada  en ocasiones solemnes y en vista que la corona ha sido consignada a los museos, presenta majestuosidad la tiara, mucho más común, más liviana y más sencilla, es la joya adecuada para banquetes de Estado y galas familiares, siendo las bodas el marco donde las tiaras brillan en todo su esplendor.

Normalmente, en los eventos y cenas de gala de las Casas Reales, es el protocolo el que exige las joyas y condecoraciones que se lucirán y aunque las tiaras también son adecuadas para la ópera o una gran fiesta, nunca están permitidas en una cena, en un restaurante o en un hotel. quien.com (s.f.)

En la Antigua Grecia, la tiara era una parte principal del vestuario de una novia pues traía felicidad al matrimonio y no les permitía malos pensamientos; luego fue el complemento preferido de reinas y princesas cuando asistían a un evento de gala, porque gracias a él se diferenciaban de las otras invitadas.

Las casas reales europeas suelen acostumbrar que las tiaras pasen de generación en generación y que cada princesa o Reina tenga su preferida, la colección de joyas más valiosa de las monarquías actuales es la de la Familia Real Británica.

En el Principado de Mónaco ni Grace, ni sus hijas Carolina y Estefanía, ni Charlene, lucieron tiara en sus bodas; en la dinastía Grimaldi, al contrario que en otras Casas Reales europeas, las joyas no se heredan, de hecho las que eran de la madre de Rainiero pasaron a manos de su nieta, Carolina, por lo que Grace jamás utilizó ninguna de ellas, llevando en su boda un tocado de seda con perlas y flores.

Felipe VI tampoco ha perdido la ocasión de regalarle a Letizia una tiara; se trata de la tiara Princesa que está hecha por 450 diamantes y cinco pares de perlas y que el Rey de España regaló a su mujer en el quinto aniversario de bodas. vanityfair.mx

ALFA