Existen diferentes tipos de madres: la cómplice, la controladora o la competidora, y cada una tiene ciertos rasgos distintivos, que tienen gran influencia en el desarrollo integral de sus pequeños. Entre tantos especialistas, las autoras de «Mamás perfectamente imperfectas» han logrado identificar ciertos perfiles, con los cuales, usted fácilmente podrá saber si a ellos corresponde su rutinaria labor como madre, y si debe cambiar ciertos aspectos de su comportamiento en beneficio de sus mismos niños.
Las escritoras, Diana Guelar y Andre Jáuregui, explican que la madre cómplice es aquella que siempre quiere estar en onda, quiere estar al tanto de los amigos de sus hijos, de lo que está en onda, de las canciones de última tendencia, y sobre todo, de lo que ocurre por la cabeza de sus niños “pequeños”. Por muy moderna que suele parecer, la madre cómplice puede llegar a ser un tanto asfixiante, por lo que en lugar de buscarle en confianza, optarán por alejarse lo más posible. Mantener un contacto abierto de comunicación con ellos, también requiere de respetar un espacio.
La controladora es otro nivel de madre con el cual hay que tener mayor cuidado que el ser la madre cómplice. De acuerdo a Guelar y Jáuregui, este tipo de mamá vive al pendiente de cada movimiento, a casa segundo, en cada lugar. Debe tener bajo su control todo, ignorando el significado de la palabra asfixiante.
Las especialistas explican mediante un ejemplo el por qué no es el perfil más recomendable a seguir: “¿Dónde se ha visto un director técnico corriendo codo a codo con un jugador mientras le grita en el oído hacia dónde tiene que mandar el pase o a qué adversario tiene que marcar? Cuando los jugadores salen al terreno de juego, el trabajo del entrenador ya ha terminado.”
Su objetivo siempre será ganar, la madre competidora es aquella que, pese a la edad, buscará la manera para lucir como una jovencita, llegando a darlo por el todo, hasta incluso, acaparar la imagen de sus mismos hijos. Como todo problema, el primer paso para resolverlo es aceptarlo, pues según las escritoras, “eso nos permitirá hacernos responsables de cambiar algunas conductas específicas que están jugando en contra del bienestar emocional de los hijos y entorpeciendo nuestra relación con ellos.”
Por último, existe un tipo de madre que corresponde casi a una mezcla de todos los perfiles anteriores, esta es la madre dueña, la que se apropia, la que ya no distingue de aquello que han de tener sus hijos, pues bajo su mano debe estar todo. Quiere estar a la moda, pero a la vez resulta asfixiante, y quiere que todo se dé al pie de su letra. Puede que su objetivo sea, en lugar de relucir, proteger a sus pequeños de cualquier adversidad, pero las especialistas afirman que lo mejor que se puede hacer, “es estar ahí para ellos, interesándonos genuinamente por lo que les pasa, escucharlos y ayudarlos a identificar y tolerar sus emociones.”
ALFA