Si hay algo que atrae de la realeza son sus joyas, pero también las historias que hay detrás de cada una de ellas; asimismo, hay muchas que no se cuentan, quedan como leyendas, cuentos o simples rumores que van y vienen con el tiempo. Lo cierto es que hay muchas joyas de la realeza que han desaparecido, han sido subastadas o incluso vendidas a “plebeyas”. Conozca alguna de estos misterios.

De las historias curiosas, hay que decir que el Reino Unido es la única monarquía del mundo que todavía conserva y usa todas sus joyas, la mayoría de estas se exhiben en el Jewel House; pero, cuando la reina la usa colocan en su vitrina un simple letrero que dice: “En uso”. Ahora bien, cuentan que la reina Victoria de Inglaterra, a pesar de su gran sentido por la austeridad, se volvía loca con las joyas. Tanto así, que nombró a la Joyería Garrard, fundada en 1735 (la más antigua del mundo) Joyeros Reales del Imperio. Su imagen con las joyas de la marca se convirtieron en un clásico.

Por otro lado, la reina Mary de Teck, también vivía obsesionada con las joyas. Por lo que una de las piezas que desapareció misteriosamente y luego apareció en la cabeza de ella, fue la tiara de la gran duquesa Vladimir. Se dice que en 1921, la reina Mary la compró por una mínima parte de su valor a los hijos de la duquesa, quienes lo habían perdido todo durante la revolución comunista de Rusia. Cuentan que la reina se aprovechó de la pobreza de éstos y les compró la tiara sabiendo que pagaba muy poco. La tiara con círculos de diamantes, hoy es propiedad de la reina Elizabeth II. Aún los descendientes de Vladimir hablan del “robo” de la joya por la ambiciosa e inhumana reina Mary de Inglaterra.

Otra de las joyas desaparecidas fue la perla Peregrina, esta es una de las joyas más polémicas del mundo, por su tamaño inusual y su forma. Esta gema fue descubierta aproximadamente en 1514 en Panamá por un esclavo. Felipe II, la incorporó al joyero de la familia real española. La Peregrina fue pasando de monarca a monarca hasta la llegada de José Bonaparte, quien ordenó al monarca de entonces, Carlos IV, que le entregara todo el joyero real. La dejó a su sobrino, Napoleón III, quien vendió dicha perla al marqués de Abercorn y este a su vez la vendió a una joyería inglesa.

Según la documentación la joyería inglesa la subastó en 1969 en Nueva York. La Casa Real Española negó que se tratara de la perla original pues afirmaban que ellos guardaban en su joyero la verdadera. Asimismo, afirman que la exclusiva gema fue vendida por 37.000 dólares a Richard Burton, quien se la regaló a su esposa, la actriz Elizabeth Taylor. Al día de hoy esta disputa en cuanto a la pieza original continúa. En fin, existen muchos misterios por descubrir de las joyas reales.

ALFA