La hirudoterapia: La hirudoterapia o terapia medicinal de la sanguijuela es una técnica que se ha usado desde el año 3500 a.C. para tratar diversas enfermedades (procesos inflamatorios, enfermedades oculares, dolor o várices). Las sanguijuelas secretan más de 100 sustancias bioactivas identificadas como antistasina, eglinas, guamerina, hirudina, saratina, bedelinas, complementos e inhibidores de la carboxipeptidasa.

Tienen funciones analgésicas, vasodilatadores, antiinflamatorias, bacteriostáticas, anticoagulantes y reguladoras de la trombina, así como efectos degradativos y antimicrobianos de la matriz extracelular. Como consecuencia, los estudios científicos vuelven a reivindicar el papel de la hirudoterapia en la medicina actual. En los estudios de los últimos años se ha propuesto la hirudoterapia como una opción complementaria en la osteoartritis de rodilla.1

En la revisión de Gunawan y otros, realizada en el 2015 en Indonesia, se analizó la eficacia de la hirudoterapia contra la osteoartritis de rodilla.2 La revisión incluyó un ensayo clínico realizado con 113 pacientes, los cuales fueron aleatorizados en 3 grupos: el grupo I (n=38) recibió una sola sesión de hirudoterapia; el grupo II (n=35) recibió dos sesiones de hirudoterapia, separadas por 4 semanas; mientras que el tratamiento del grupo control (n=40) fue simulado con una sanguijuela artificial.

 Se encontró mejoría estadísticamente significativa para los grupos I y II. El grupo II demostró el mayor grado de mejoría, con reducción a largo plazo de la rigidez articular y función mejorada en las actividades diarias. El uso repetido de sanguijuelas parecía mejorar los síntomas de forma más duradera.2 También se incluyó un metaanálisis en el que se mostró una fuerte evidencia de la reducción del dolor, deterioro funcional y rigidez articular después de la hirudoterapia en pacientes con osteoartritis de rodilla.2

En el estudio de Isik y otros, realizado en el 2017 en Turquía, se compararon los efectos de la hirudoterapia en el tratamiento de la osteoartritis de rodilla en términos de duración de la eficacia y alivio de los síntomas, en comparación con la terapia de estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (TENS).3 Se llevó a cabo un estudio aleatorizado, simple ciego y de grupo paralelo. Se incluyeron 90 pacientes: 46 en el grupo de sanguijuela y 44 en el grupo TENS. En el primer grupo se aplicaron cinco sanguijuelas a la rodilla afectada, una vez por semana durante 3 semanas; tres de las sanguijuelas se aplicaron en el tejido blando periarticular en el lado medial de la rodilla (principalmente el área de máximo dolor) y dos en el lado lateral. 

No hubo preparación de la piel antes de la aplicación. Las sanguijuelas se dejaron en su lugar hasta 60 min y generalmente se separaron por sí mismas. Si no se separaban en 60 min, se eliminaban manualmente raspando. Cada sanguijuela se usó solo una vez. 

Posteriormente, se vendaron las rodillas tratadas y se les pidió a los pacientes que no estuvieran activos durante 12 h para disminuir el sangrado. La puntuación de la escala analógica visual (VAS) mostró una disminución similar en ambos grupos en el día 21 después del tratamiento. La puntuación del índice de osteoartritis (WOMAC) en ambos grupos mostró una disminución similar. A lo largo del estudio, esta disminución fue estadísticamente significativa en ambos grupos. Por tanto, la hirudoterapia alivia los síntomas y es tan eficaz como la TENS en el tratamiento de la osteoartritis de la rodilla. La hirudoterapia tiene el potencial de ser una terapia adicional o complementaria para el tratamiento no quirúrgico de la osteoartritis de la rodilla.

La relación de las sanguijuelas con los humanos es muy antigua, de hecho, proviene del ancestral Egipto donde las utilizaban para curar algunos padecimientos, así lo dijo Alejandro Oceguera Figueroa, investigador del Instituto de Biología.

Más tarde, en las culturas romana y griega, los médicos creían que la salud humana dependía del balance de cuatro humores, la bilis negra, bilis, flema y sangre, añadió el experto.

En este contexto, planteaban que si una persona tenía mucho líquido rojo, sufría dolores de cabeza, fiebre, mareos, hiperactividad y lo “sanaban” con las sanguijuelas. A través de los años, destacó el entrevistado, estos mitos fueron olvidados. No obstante, en la actualidad la ciencia ha realizado investigaciones encaminadas a utilizar estos parásitos en casos particulares de reimplantación de órganos y tejidos.

Por ejemplo, si una persona pierde una oreja, un dedo, e incluso un pedazo de carne, el médico puede colocar el órgano en su lugar y aplicar sanguijuelas para ayudar a que el flujo sanguíneo se pueda reactivar.

Además, se ha estudiado las propiedades químicas de su saliva donde han encontrado una gran cantidad impresionante de anticoagulantes. Muchas de estas proteínas funcionan para deshacer coágulos, y por ende, funcionan para tratar enfermedades como la trombosis, o algunas otras de este tipo.

“Si se aíslan estas proteínas de la saliva de las sanguijuelas, podrían encontrarse fármacos con un potencial médico bastante interesante”, subrayó Oceguera Figueroa.

En la UNAM

El Instituto de Biología busca identificar cuántas especies existen en nuestro país, su distribución y características generales, por ejemplo, las morfológicas, ecológicas y ubicarlas en hipótesis filogenéticas.

En el mundo existen alrededor de mil especies, y en México tenemos aproximadamente entre 30 y 40. Un punto muy interesante de nuestra investigación es que seguimos describiendo especies nuevas.

Detectar todas las variedades de estos organismos y en dónde se distribuyen es fundamental para diseñar políticas de conservación. El objetivo, observó el especialista, es tener un aprovechamiento más informado acerca de los recursos de nuestro país.

El académico universitario ha dedicado 12 años al estudio de las sanguijuelas, donde ha descrito aproximadamente 15 especies nuevas y la investigación continúa.

¿Cómo funcionan?

Nos hemos interesado particularmente en cómo se relacionan estos organismos con sus huéspedes, y también con las bacterias que habitan dentro de ellas, explicó el experto universitario.

Sabemos, describió el investigador, que las sanguijuelas pueden funcionar en algunos casos como vectores de enfermedades de peces o tortugas. Asimismo, identificamos que las bacterias proveen a las sanguijuelas de vitamina B, algo muy interesante porque estas vitaminas están ausentes en la sangre de los vertebrados de los cuales se alimentan. Se trata de un sistema de adaptación muy elegante.

En conclusión, las sanguijuelas son modelos que sirven a la ciencia para entender muchos fenómenos biológicos, concluyó.